Me estiro en la cama, bostezo con todas mis fuerzas, disfrutando destensar mi cuerpo cubierto en sabanas de seda. El dolor en mis partes íntimas es más soportable, los analgésicos hicieron su trabajo y no me duele tanto como hace un momento. Los golpes leves en la puerta, captan mi atención. Piso tierra, caigo en cuenta que, si alguien toca, es porque la hora se me ha pasado. «Carajo» Me levanto sobresaltada, apresurada y bufo cuando veo mi móvil tirado en el suelo hecho añicos. Corro a la ventana, aparto la cortina y me doy cuenta de que el sol está en su máximo esplendor, dejando más que en claro que no son las cinco de la mañana, mucho menos las seis. «Aleskei me va a matar» Entro al vestidor y comienzo a buscar mi maillot, mis medias, sacar ropa interior y un suéter holgado. Me