Todo a su tiempo...

1490 Words
Alan vivía en una nube, Aisha estaba eufórica por lo que había conseguido, y los dos se sentían contentos, cuando el lunes se lo explicó a Teresa quedaron el siguiente viernes para cenar juntos y celebrarlo, sin niños, como dos parejas. A las siete y media la llamó Alan como hacía cada día sin saltarse ninguno, se saludaron riendo, los dos pensaban en el fin de semana pasado. — Hemos quedado con Teresa en cenar el viernes los cuatro sin los niños, los dejaremos con tus padres o mi madre. — Me encanta, ¿el miércoles podré verte no? — Había pensado en algo, y si vienes cada día. — ¿Te gustaría verme cada día? — ¿Si a ti te va bien? — Si quieres voy hoy mismo. — ¿Y cenamos juntos? — Y lo qué tú quieras, claro que sí. Salió corriendo todo lo que le daban las piernas, se saludaron con un beso en los labios y entraron en casa agarrados de la mano. Cada día que pasaban juntos Aisha intentaba dar un pasito adelante, se besaban sin darse la lengua, se abrazaban estrechándose los cuerpos uno contra el otro, lo disfrutaban sin buscar ir más rápido de la cuenta, cuando se despedían más de un día se acababan haciendo unas pajas monumentales, en el momento que estaban juntos no lo pensaban, pero cuando se separaban y recordaban en lo que había pasado se ponían calientes como estufas, a Aisha se le mojaban las braguitas en tiempo record y a Alan se le ponía la polla tiesa y dura como una piedra. El jueves antes de despedirse Aisha le recordó que al día siguiente tenían la cena con los amigos. — He hablado con mi madre y se quedará el fin de semana con los niños, ¿te quedarás a dormir?, no quiero que conduzcas si hemos bebido. Alan sabía que era una escusa tonta, pero a él le pareció estupendo. — En la habitación de invitados claro. — Si quieres en el sofá, me da igual si estoy cerca de ti. Se dieron el beso de despedida, se miraron a los ojos sonriendo y se volvieron a ver el viernes por la tarde, Alan dejó la bolsa en la habitación de invitados y ayudó en preparar la cena, se hicieron bromas y rieron, Aisha se fue a cambiar para la cena, Alan la esperó sentado en el sofá mirando sin demasiado interés la televisión, apareció con un vestidito muy corto sin sujetador que dejaba ver el tipazo que tenía, se pintó un poco la cara y se había peinado a conciencia, estaba preciosa, Alan se levanto abriendo los ojos sin poder dejar de mirarla, Aisha reía viendo como la miraba, se puso delante de él y dio una vuelta para enseñarle el modelito, Alan la cogió de las manos, le dijo que estaba guapísima y se abrazaron. Llamaron sus amigos al timbre. Se sentaron uno al lado del otro con Tomás delante de Alan y Teresa de Aisha. Aisha no paraba de hablar de cómo habían avanzado como pareja, estaba eufórica de sus avances, de vez en cuando giraba la cabeza y besaba en los labios a Alan, parecían unos novios que acababan de empezar. Cuando acabaron de cenar Teresa y Tomás se despidieron para dejarlos solos, sabían que todavía les quedaban pasos que dar en su relación. Cerraron la puerta y se miraron. — ¿Qué hacemos, miramos una película? Aisha le miraba fijamente a los ojos, le agarró una mano y caminó, Alan la seguía, subió por las escaleras y él se dio cuenta a donde lo llevaba, en el piso de arriba solo había su habitación, entraron, vio el vestidor, cuánto tiempo sin entrar en aquella estancia, Aisha estiró de su mano y se pararon delante de la cama, Alan se empezó a poner nervioso, ella le pasó los brazos por el cuello, él le rodeo la cintura con los suyos. Aisha le susurró. — La última prueba. Se besaron suavemente, Aisha le puso la mano en la cara acariciándosela, se volvieron a besar abriendo los labios, ella apresó el labio superior de Alan en medio de los suyos, se separó un poco mirándose a los ojos, los volvieron a juntar esta vez chupándoselos, él le ofreció la punta de su lengua y ella abrió la boca aceptándola, se abrazaron con más fuerza y las bocas se empezaron a mover comiéndose la del otro. A Aisha le latía el corazón con fuerza, sentir la saliva de Alan volviendo a saborearla, sus labios y su lengua la estaba poniendo caliente, se mojaba las bragas y lo notaba. Alan había soñado tantas veces con aquel momento que le comía la boca como si no hubiera mañana, subió lentamente una mano por la cintura a las caderas y de las caderas la pasó a su barriga, Aisha estaba expectante a aquella mano de Alan que se movía por su cuerpo, siguió subiendo y se paró acariciándole la parte baja de una teta con suavidad, Aisha puso su mano encima subiéndosela para que se la agarrara con toda la mano, él se la apretó y ella dejo ir el aire de excitación, Alan se lanzó a amasársela, a frotarle los pezones poniéndoselos duros y salidos, Aisha jadeaba, dejó de besarle los labios pasándolos por su cara llegando al cuello entreteniéndose en chuparlo y lamerlo, ella le abrazaba la cabeza apretándosela contra su cuello, levantaba la vista al techo resoplando, se estaba poniendo a mil, deseaba ser suya otra vez, disfrutar de su cuerpo desnudo encima de ella follándosela. Alan siguió con su recorrido con los labios, le desabrochó por detrás el vestido bajándoselo a las caderas entreteniéndose en comerle las tetas, Aisha seguía con sus brazos alrededor de la cabeza de él respirando con la boca entreabierta, los ojos los abría o cerraba dependiendo de la excitación, le lamía los pezones, le olía la piel, una avalancha de sensaciones invadían el cerebro de Alan, bajó por la barriga arrodillándose delante de ella, le puso una mano en cada lado de los muslos y le subió la falda del vestido viéndole las braguitas, se miraron a los ojos, las caras de excitación de los dos era tremenda, Aisha le acariciaba la cabeza, Alan acercó sus labios a un muslo subiendo, ella separó los pies para dejarle espacio donde tenía que llegar y él contactó con sus labios encima de las bragas, olió su coño otra vez, notó lo mojadas que tenía Aisha las braguitas y se abrazó a ella apoyando la cabeza de lado encima de su barriga rodeándola con sus brazos. — No puedo Aisha, no puedo. A Aisha le bajó la excitación de golpe, se arrodilló con él cogiéndole la cara con dos manos mirándole a los ojos. — ¿Qué te pasa cariño, que es lo que no puedes? — No sé qué me pasa, me he excitado, pero no llegó a la erección, tengo miedo de seguir, ¿y si no te gusta?, ¿y si te defraudo? Aisha se levantó ayudándolo a él a hacerlo, lo abrazó y le dijo con una voz dulce. — Tranquilo, no pasa nada. Siguieron abrazados un rato, se separaron. — Vamos a desnudarnos y nos metemos en la cama. Lo fueron haciendo, Alan no se perdía detalle de cómo se bajaba las bragas, se observaron uno al otro desnudos, él pensó lo idiota que era por no poder disfrutar de aquel cuerpazo y ella se daba cuenta porque no pudo olvidarse de él, lo quería con locura y le encantaba su cuerpo. Se metieron los dos en la cama, él boca arriba pre ocupado y ella a su lado le acariciaba la cara. — Tranquilo cariño, tenemos mucho tiempo para ir avanzando. — Ya lo sé, lo que me preocupa es que… Movía las manos en el aire apuntándose la polla con ellas. — …esto no me vuelva a funcionar contigo, no lo soportaría. — Calma Alan, calma, todo a su tiempo, relájate. El respiró profundamente intentando calmarse y ella le acariciaba el pecho, le dio un beso en los labios y desplazo su boca al oído susurrándole. — Nunca me he podido olvidar de ti, intentaba olvidarte, pero cuando me estiraba en esta cama para masturbarme tú eras quien aparecía en mi cabeza… Alan la escuchaba con los ojos abiertos, ¿de verdad me va a decir cómo se hacía las pajas?, pensaba, se empezó a excitar, la mano de Aisha le apretaba los pectorales. — …me acordaba de estos pectorales tan fuertes… Bajaba la mano a los abdominales pasándosela de arriba abajo siguiendo los músculos con los dedos. — …y estos abdominales, con estas montañitas... Bajó la mano entre los muslos y le agarró los huevos. — …y de estos huevos tan bien puestos… Le besó sacando la lengua que Alan chupó. Le cogió los dedos y se los puso en su chocho.
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