Buenos Días

650 Words
— Tengo que llevarlo un poco más lejos. — Haz lo que quieras. — Estírate un poco más y no te muevas por favor. Alan sacó el culo al borde del asiento del sofá y dejó caer la espalda, Aisha volvió a mirarle a los ojos, soltó la mano que tenían unidas y poco a poco fue colocando su cabeza encima del pecho de él, la apoyó totalmente y le puso una mano encima de los abdominales. Aisha estaba acojonada, dejarse caer encima de él para ver la tele como siempre lo hacían era la prueba definitiva, sintió debajo de su cabeza los fuertes pectorales, con su mano los abdominales, sentía el latido del corazón de Alan, se encontró bien y acomodó mejor la cabeza, la mano de Alan le tocó la espalda acariciándosela, ahora sí que estaban en la posición completa, su cabeza en el pecho, su mano acariciándole los abdominales que le metió por dentro de la camiseta y la de Alan tocándole las espalda. — Te oigo el corazón latir. — Escúchalo bien porque solo late por ti mi amor. De la película no se enteraron de nada pero de llorar lloraron mucho, sin hablar, volver a sentirse unidos físicamente despertaron demasiados sentimientos, la película acabó y ellos siguieron, ninguno de los dos tenía prisa en separarse, al revés, Aisha se fue acurrucando cada vez más en el cuerpo de Alan, no podían parar de llorar emocionados por la situación. Alan acabó notando la camiseta mojada por sus lágrimas y las de Aisha. A las ocho de la mañana se despertó Alan, Aisha seguía con su cabeza encima de su pecho y le había rodeado con un brazo la cintura, él le seguía pasando el brazo por la espalda y levantó la otra mano acariciándole la cabeza, sintiendo con su tacto el pelo, lo olió y lo beso. Aisha se despertó, giró la cabeza para mirarle los ojos, le sonrió y giró todo el cuerpo para abrazarlo. — Buenos días cariño. Por la mañana volvió toda la familia a la piscina, Aisha y Alan en sus hamacas una junto a la otra hablaban sin soltarse las manos, Alan se la acariciaba con el dedo pulgar. Aisha se levantó, empujó la hamaca y las juntó todo lo que pudo, se volvió a estirar poniéndose de lado, apoyó la cabeza encima del hombro de Alan y le pasó un brazo por encima acariciándole la cintura, Alan le acariciaba el hombro dejando caer la mano por el lado de la teta bajándola hasta sus caderas volviéndola a subir, de vez en cuando le besaba la cabeza. — Papá, ¿Cuándo vendrás a jugar con nosotros al agua? — Dejar tranquilo a vuestro padre que hoy tiene cosas importantes que hacer. Los niños siguieron jugando dentro del agua y ellos se morían de risa. Pasaron el día agarrados de la mano todo lo que pudieron, abrazándose en el sofá como el día anterior, por la noche se despedían dándose dos besos con las manos agarradas. — Otro fin de semana inolvidable, te vuelvo a dar las gracias, sé que estás haciendo un esfuerzo con todo esto. — Sabes que lo hago por nosotros. Alan se giró y dio unos pasos, Aisha apretó los labios pensando… — Alan. El se giró para saber que quería. — Puedes venir por favor. Alan volvió sobre sus pasos sin saber que quería Aisha, se paró delante, ella le puso sus manos encima de las muñecas subiéndolas lentamente por sus brazos, sus hombros y acabaron una a cada lado de la cara de Alan, se acercó y le dio un beso en los labios que él le respondió, se tocaron los labios un poco abiertos, sin lengua. Se volvieron a mirar y Alan la besó otra vez aguantando los dos los labios juntos un rato, Aisha bajó sus manos. — Ahora sí que te puedes ir.
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