Le chupaba y lamía los pezones acariciándole y amasándole las tetas, y que tetas, sin ser demasiado grandes tenían el tamaño perfecto para el cuerpo de Aisha, no podía llegar a agarrarla entera con una de sus manos y eso que eran grandes, oía a su pareja de cama gemir, pasarle las manos por la espalda apretándole la musculatura en el momento que gemía. Siguió bajando su boca por la barriga y llegó donde tenía ganas de llegar hacía rato, le besó por encima de las braguitas notando en los labios lo pelos que tenía debajo de la tela, le separó suavemente las piernas dejándoselas muy abiertas para lamerle las ingles volviendo a sentir aquel olor de coño que le estaba gustando tanto.
Al abrirle las piernas de aquella manera Aisha se sintió expuesta, Alan lo había hecho con delicadeza, pero con seguridad y sin titubeos como sabiendo perfectamente cada paso que daba, le lamía las ingles respirando otra vez profundamente, en ese momento ella no dudo que su animal salvaje estaba olisqueando a su víctima, que era ella. Le volvió a juntar las piernas, ella se sentía como una muñeca a la que van cambiando de posición, le estiró de las bragas y se las fue bajando hasta quitárselas, las vio volar cayendo encima de la silla, antes de poder reaccionar volvía a estar con las piernas muy abiertas y los labios de Alan le subían por el medio de los muslos, notaba el tacto de su lengua mojándoselos, se le tensaba la espalda de pensar en lo que llegaba, no tuvo que esperar mucho que sintió su lengua debajo del agujerito de su coño y como subía lentamente moviéndose despacio de lado a lado hasta llegar a pasar por encima de su clítoris saliendo por la parte de arriba, Aisha se agarró a las sabanas con fuerza gimiendo abriendo mucho la boca y cerrando los ojos, escuchó entre un gemido y un gruñido de Alan que volvió a hacer el recorrido con la lengua a la inversa, estiró los brazos para agarrarse a su cabeza volviendo a gemir, lo miró, él estaba con los ojos cerrados y su boca la tenía metida en medio del coño, se lo estaba comiendo saboreándolo, sin prisas, recorriéndolo de punta a punta, ella le acariciaba y le apretaba la cabeza pero él seguía sin inmutarse dándole placer.
Alan levantó la cabeza para mirarla, la carita de placer que hacía Aisha era para comérsela, y en eso estaba, de momento le había comido el coño de punta a punta, ella estiró de su cabeza y le hizo incorporarse, lo besó con ganas, con excitación, lamiéndole la lengua y sus propios flujos vaginales. Vio que ella se movía y le dejó espacio para que fuera colocándose encima de él, se estiró boca arriba dejando que ella lo besara y le sobara el cuerpo.
Aisha estaba excitadísima de los lametazos que le había dado en el coño, tenía ganas de cambiar de posición para disfrutar ella del cuerpo de Alan, le besaba entregándole su lengua y su mano le recorría la parte superior, pasaba de los pectorales a los abdominales volviendo a subir hasta los hombros, aquel cuerpo la tenía loca. No pudo aguantarse más las ganas y le agarró la polla, levantó la cabeza para ver la cara de Alan mientras lo pajeaba muy despacio, se miraron a los ojos y se sonrieron como aprobando todo lo que se estaban haciendo uno al otro, sin perder la sonrisa fue bajando la cabeza, le besó en medio de las tetas, los abdominales y el pubis, tan bien rasurado que lo volvió a besar para sentir en sus labios la suavidad de la piel, su mano seguía subiendo y bajando por la polla de Alan y el siguiente beso se lo dio en la punta, escuchó como él soplaba, le pasó la lengua por encima probando su sabor y lo volvió a repetir varias veces, separó la boca mirándose de nuevo aquella polla “mágica” que parecía que la tenía hipnotizada, como le gustaba, se metió el glande en la boca y lo chupó, Alan gimió levemente y se animó a volver a chupar con más fuerza escuchando esta vez un buen gemido, lo hizo varias veces para poder oír y sentir como le daba placer, quiso comprobar hasta dónde podría metérsela sin ahogarse, fue bajando los labios notando como le invadía cada vez más la boca hasta tocarle la campanilla, le vino una arcada sacándosela rápidamente, volvió a chuparle el glande, notaba como bajaba su propia saliva por el tronco de la polla mojándole la mano, se le metía entre los dedos y la podía deslizar con más suavidad, se estaba pasando de excitación, se la volvió a meter hasta la mitad succionado como si estuviera mamando de un biberón, Alan gritó de gusto agarrándose a la sabana con su puño cerrado y le puso la otra mano en la cabeza acariciándole el pelo, ella seguía succionando, él no paraba de gritar y la polla estaba dura como una piedra.
Aisha se incorporó tirándose a los brazos y la boca de Alan volviendo a besarse con pasión, le susurró mirándole a los ojos.
— Te quiero follar cariño, quiero sentirte dentro de mí.
Vio como él estiraba un brazo para alcanzar un condón de la mesita, ella no sabía cómo habían llegado hasta allí, cuando le estaba desabrochando la camisa botón a botón él se había metido la mano en el pantalón sacando varios condones dejándolos encima de la mesita, Aisha no se había dado ni cuenta de lo concentrada que estaba en quitarle la camisa.
Con un corto movimiento de sus dedos Alan destrozó el envoltorio del condón, se lo puso sujetándolo por la punta y con dos dedos lo fue desenrollando alrededor de su polla, miró a los ojos a Aisha que no se había perdido detalle de la operación y se volvieron a besar, ella se fue colocando encima de él, le agarró la polla y movió el culo para acertarse la punta en el agujerito de la v****a, notó el contacto, dejó caer el culo lentamente sintiendo como el m*****o de su amante le iba entrando abriéndole el coño, un calorcito le subió a las mejillas dejando ir un gemido, Alan la miraba atentamente, ella seguía bajando su culo introduciéndosela más profundamente con su mano todavía sujetando la polla por la base, bajó la cabeza cerrando los ojos del placer que estaba sintiendo, el culo tocó la mano que la sujetaba y la sacó dejándolo caer ensartándose del todo, gimió con fuerza junto a Alan, se sentía llena, sentía en su interior a su novio, aquel chico que hacía tres días era un desconocido en ese momento estaba dentro de ella, invadiéndola, invadiéndose uno al otro, juntando sus cuerpos de la manera más intima para fusionarse, se movió de atrás adelante frotando los sexos, a Aisha le subió un calambrazo de gusto del clítoris al cerebro gritando, Alan le acariciaba las tetas con una mano y con la otra le apretaba el culo, ella se sujetaba con sus dos manos apoyadas en sus pectorales moviéndose en todas direcciones, lo hacía lentamente disfrutando del placer que le estaba produciendo, un placer que se estaba apoderando de ella por momentos, aumentaba le velocidad de sus caderas moviéndose encima de él y le aumentaba el gusto, sentía el calor en sus mejillas.
Alan se había quedado embobado mirando la carita de placer de Aisha, como movía su cuerpo con su polla dentro, podía sentir el roce con las paredes de su v****a jadeando y respirando fuerte, se preocupaba de acariciarle una teta manteniéndole los pezones duros y con la otra mano sentía la piel de su bonito culo. La cara de Aisha era preciosa excitada, le encantaba oír sus gemidos que poco a poco iban aumentando de volumen, igual que su cuerpo que se movía con más rapidez agarrándose con sus manos a sus pectorales apretándolos, la vista de Aisha estaba como perdida sintiendo placer, Alan sonrió jadeando viendo como se le ponía colorada la cara a su amor.
A Aisha ya le estaba subiendo sin poder remediarlo un placer tremendo que de golpe fue como si le estallara dentro corriéndose a gritos, cerraba los ojos con fuerza para poder soportarlo y se seguía moviendo para que no se acabara nunca. Alan sintió el momento viendo los calambrazos que daba Aisha corriéndose y gritando, ella seguía moviéndose con el coño tan mojado que su polla entraba y salía con mucha suavidad.
Ella fue bajando lentamente su cuerpo hasta quedar apoyada encima del de Alan, él la rodeaba con sus brazos abrazándola sintiendo los latidos de su corazón acelerado en su pecho. Aisha apoyaba sus manos en los lados del cuerpo de Alan, notaba como él la estrechaba entre sus brazos y se sentía protegida, querida, llena en su interior por su polla que no quería sacarse, jadeaba recuperándose y le besaba el cuello. Habían generado tanto calor que los cristales de la ventana estaban empañados y caían las gotas creando unas líneas verticales, sus cuerpos un poco sudados hacían que se les enganchara la piel, ella se sentía contenta, segura y satisfecha.
Alan pensaba en aquel cuerpecito precioso entre sus brazos que había conseguido en pocas horas que la quisiera tanto, pensaba en protegerla, en no dejar que nada pudiera hacerle daño, le parecía un ser tan delicado, tan tierna, tan cariñosa con él, realmente se estaba convenciendo que habían nacido para conocerse y ser felices.
La boca de Aisha subiendo de su cuello a sus labios besándolo le hizo abandonar sus pensamientos entregándose al beso, ella se empezaba a mover de nuevo sacándose un poco la polla volviéndosela a meter gimiendo. Se miraron a los ojos y él le dio la vuela sin sacarle de su v****a su polla colocándose encima apoyándose con sus manos en la cama levantando el tronco, ella lo miraba fijamente, pensaba que si se dejaba caer de golpe con todo aquel cuerpo la chafaría como a una hormiga, un gran placer le subió de su coño, él la estaba penetrando hasta el fondo moviendo su culo en círculos, se agarró fuerte a sus brazos notando su musculatura tensa, Alan daba vueltas a su polla dentro de ella, la sacaba volviéndola a meter, daba más vueltas, la sacaba de nuevo hasta casi la punta, ella sentía un tremendo vacio en su interior y de pronto volvía a notarse llena por un golpe de cadera seco de su amante que se la metía hasta el fondo, le hacía gritar fuerte quitando sus manos de los brazos llevándolas a su espalda, abría más las piernas y levantaba el culo para que la penetración fuera lo más profunda posible, lo quería muy dentro de ella, todo lo que pudiera.
Alan se estaba excitando mirando como entraba y salía su polla de dentro del coño de Aisha, se encajaba perfectamente dentro de ella. Aisha le seguía el ritmo subiendo su culo cada vez que él se la metía de golpe hasta el fondo dando un grito los dos a la vez. Se miraron fijamente a los ojos, ella le agarraba con fuerza apretando sus manos sobre el culo, él no podía parar de moverse penetrándola, de sentirla suya, de oírla gritar de placer, un placer que a él le estaba subiendo llevándolo al orgasmo, aumentó un poco más el ritmo. Aisha sentía que la estaba partiendo por la mitad, de gusto, de placer, de notar aquella polla que se encajaba perfectamente dentro de ella entrar y salir más rápido, le hizo dar unos cuantos gritos a todo lo que le daban los pulmones sabiendo que estaba a punto otra vez. Alan intercambiaba los gemidos con gruñidos, era como un animal, estaba desbocado y ciego de lujuria empezando a soltar lechazos dentro del condón en el coño de Aisha, que en ese instante empezaba a correrse y al notar que él también lo hacía levantó el tronco aguantándose con sus manos en la espalda de Alan, apoyando la cara en su pecho para sentirlo más cerca, oía como la bestia gruñía y gritaba de gusto vaciándose, la buena forma física de Alan y el calentón que ella le había hecho coger le hacía aguantar más tiempo sin parar de penetrarla, Aisha pensaba que se moría de gusto, tenía el cuerpo tenso agarrada al de él que no lo soltaba por nada del mundo.
Poco a poco fueron bajando el volumen de sus gritos convirtiéndolos en gemidos y después en jadeos, él se fue dejando caer con cuidado encima de ella apoyando los codos en la cama para no chafarla, ella le rodeaba el cuello con sus brazos apretándolos, Alan colocó su cabeza al lado de la de ella besándole el cuello. Aisha notaba como se iba aflojando la polla dentro de ella, le pasó una mano por la cabeza acariciándosela, le susurró con voz de cansada…
— Bestial.
A Alan le pareció escuchar algo.
—¿Has dicho algo amor?
— Que ha sido bestial.
El le beso de nuevo el cuello, se quedaron un rato en silencio.