Alan y Aisha - VII

1301 Words
Aisha entró en su casa, las luces del salón estaban apagadas y no había nadie, pasó a la zona de habitaciones y vio luz en la de sus padres, no escuchó ningún sonido sospechoso, no se podía imaginar llegar a ver a sus padres haciendo alguna “cosa” y llamó a la puerta, la voz de su padre le dijo que entrara, tenían las luces de las mesitas encendidas, su padre miraba la televisión y su madre leía un libro mirándola por encima de las gafas. — Buenas noches, mañana os vais a mover de casa. Su padre levantó las cejas mirando a su madre. — Yo saldré a buscar el diario y volveré. — Pues las llaves del apartamento de la playa son mías por todo el día. Fue cerrando la puerta sin esperar una respuesta. — ¿Tú sabes algo del chico con el que va?, ¿llevan mucho tiempo? — Llevan cinco minutos nene, no han tenido tiempo a más. Los dos rieron mientras ella acababa de cerrar la puerta con una sonrisa. Entró en su habitación y se estiró en la cama, sacó el móvil y le hizo una foto a sus dedos aguantando unas llaves que se la envió a Alan. El abrió el mensaje viendo la foto sin entender nada. —“¿Y eso?” — “Eso, son las llaves de nuestro paraíso mañana, si quieres visitarlo conmigo te espero en la puerta de mi casa a las 8 de la mañana.” —“Allí estaré puntual preciosa. Buenas noches.” — “Buenas noches guapo, descansa.” Ese "descansa" a Alan le hizo pensar que al día siguiente iba a follar como un cabrón. Aisha cuando se lo envió, pensó, espero que coja la indirecta y mañana esté fresco para mí. Se estiró en la cama mirando al techo respirando profundamente pensando en aquella tarde, bajó una mano metiéndosela por debajo de la falda tocándose el coño, tenía las bragas mojadas toda la tarde, se levantó, se fue al cuarto de baño y dejó en el cesto de la ropa sucia toda la ropa que llevaba puesta, se dio una ducha rápida y salió desnuda para ponerse el pijama, estaba a punto de meterse en la cama y le vino un pensamiento que le hizo levantar la cabeza y abrir mucho los ojos: “A Alan le gustarán más las braguitas o los tangas”, abrió el cajón de las bragas buscando seleccionando tres de las que al día siguiente en el momento de ponérselas se decidiría por unas. La mañana siguiente se probó un vestidito que le gustaba como le quedaba el escote, era más elegante sin sujetador y así se lo puso, se calzó unos zapatos que le quedaban bien y se miró las tres bragas que había seleccionado, unas eran normales, a lo mejor él piensa que soy demasiado clásica pensó, las otras un tanga, llevar todo el día la braga metida por el culo le pareció demasiado incomodo, no le gustaban los tangas, al final cogió y abrió con sus manos unas que se le metían un poco por debajo pero que al llegar a medio culo se abrían cono unas normales, el punto intermedio pensó y las abrió para meter los pies con los zapatos puestos y subírselas colocándoselas bien con un par de movimientos adelante y atrás soltando la goma en sus caderas, se apaisó la falda del vestido con las manos y salió con un bolso y algo para taparse si tenía frio. Se despidió de sus padres que estaban desayunando. — ¿No desayunas cielo? — Ya lo haremos por el camino. — Se alimenta de amor cariño, no la ves como está. Se alejó para salir por la puerta escuchando algunos comentarios graciosos de sus padres. Cuando llegó a la calle Alan ya la estaba esperando, se subió al coche echándole un vistazo como iba vestido él, con tejanos rotos como no y otra camisa. —Mírala bien porque no tengo más camisas. Se dieron un largo beso de buenos días — Me da igual como vayas vestido. —A mí también, pero vas guapísima como siempre con ese vestido que te… — ¿Me qué? —Te hace unas tetas para comérselas. Ella soltó una carcajada dándole un golpe en el hombro. — Encima de graciosillo, descarado. —Bien, bueno, ¿dónde vamos? — Tú conduce que yo te guio, en media hora paramos a desayunar. —Ok jefa, yo ya he desayunado. — Pues lo vuelves a hacer listillo, sino consulta antes coño. Salieron, pararon a desayunar, siguieron el camino y una hora y cuarto más o menos más tarde aparcaban el coche en una calle de un pueblo de la costa donde Aisha había pasado muchas vacaciones desde pequeña con sus padres. Pasearon por sus calles cogidos de la mano o él pasándole la mano por el hombro y ella por la cintura, se besaban y reían como dos enamorados que eran, salieron al paseo marítimo y mientras Alan miraba el mar Aisha se acercaba a un portal abriéndolo, subieron por unas escaleras al segundo piso y entraron en el apartamento, uno típico de la costa, decorado con motivos marinos, Aisha no le dejó observar demasiado, lo llevó directamente a su habitación levantando la persiana enseñándole las vistas al mar. —Las vistas son muy bonitas, pero hoy tengo otras más cerca que me gustan más. Aisha le sonrió apartándolo de la ventana, se colocaron uno enfrente del otro al lado de la cama. —Así que este es tú plan. — Me hacía ilusión que la primera vez fuera algo especial, sin prisas, en una buena cama, sin que nada ni nadie nos moleste. —Me parece muy bien cariño. Aisha se le acercaba besándolo, un beso largo y húmedo, con las manos de él alrededor de su cintura y las suyas una en el hombro y otra acariciándole la cara. Cuando separaron los labios Aisha le miraba a los ojos. — ¿Puedo desnudarte? Alan le sonrió confirmándoselo con un leve movimiento de cabeza, ella se mordió el labio pensando lo que iba a disfrutar haciéndolo, le pasó las manos por encima de la camisa palpando su cuerpo como guardando en su recuerdo aquella sensación sin haber visto lo que había debajo, le desabrochó el primer botón de arriba de la camisa siguiendo lentamente con los demás hasta llegar al último, por la abertura de la camisa abierta ya podía intuir lo que se iba a encontrar, ella estaba seria concentrada en lo suyo, él no podía evitar una pequeña sonrisa viendo lo que hacía su amor, Aisha le besó los labios y metió la manos por los hombros bajándole la camisa por detrás dejándola en su espalda sujeta por los puños, Alan estaba con los brazos inmovilizados en la espalda porque no podía sacar las manos de la camisa, Aisha solo veía aquel monumental cuerpo de su chico, le pasó las manos por encima de los hombros desnudos bajándolos por los brazos, quería notar cada músculo con su tacto, los pasó por los pectorales siguiendo la línea del musculo que separaba el pecho de los abdominales, aquel hombre era como las imágenes que le enseñaron en el colegio de la musculatura del cuerpo humano pero en vivo, le besó en medio de las dos tetas, además estaba depilado, muy bien depilado, ni un pelo en su parte superior del cuerpo, sus manos le recorrían los abdominales músculo a músculo hasta llegar a contactar con el pantalón, separó las manos una para cada lado apoyándolas en su cintura, le miró el cuerpo en general y levantó la vista para fijarlas en sus ojos, él le sonreía. — Que cuerpo tienes cariño. —¿Te gusta?
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