Alan y Aisha - I

1599 Words
Alan estudiando en la universidad salía habitualmente con un grupo de amigos, a uno de ellos lo conocía desde el primer curso escolar que iniciaron a la vez, habían ido a tomar cervezas muchas veces para explicarse las novedades que pasaban por sus vidas, para buscar consejo o para encontrar un apoyo cuando las cosas no iban muy bien. En una fiesta a la que asistieron los dos su amigo acabó toda la noche hablando con una chica, según le confesó la noche acabó en un final feliz estupendo, tan estupendo que a los pocos días estaba saliendo con ella, al principio Alan mantuvo una distancia para dejarles intimidad pero no tardó mucho su amigo en querer quedar con él para presentarle a su novia, una chica alegre y simpática con la que parecía hacer muy buena pareja, de vez en cuando quedaban para hablar los tres juntos entrando ella dentro del circulo de confianza de Alan. Recordaba perfectamente uno de los encuentros entre los tres, después de beberse la primera cerveza la pareja de su amigo lo miró sonriendo y le dijo que le tenía que presentar a una amiga suya que era muy guapa, él se puso a reír, medio por el efecto de la cerveza, el alcohol nunca lo soportó bien, medio por la salida de casamentera de la novia de su mejor amigo. Rieron un buen rato cachondeándose de ella por aquel comentario. Dos semanas más tarde su amigo lo llamaba para quedar con él para tomar algo después de acabar las clases en la facultad, llegaron primero ellos dos al bar donde habitualmente iban y se pidieron unas cervezas para esperar a la pareja del amigo, Alan estaba diciendo que le venían días duros estudiando cuando se abrió la puerta y entró la novia del amigo acompañada de otra chica, los dos las miraron y el amigo le apretó con la mano una pierna, a Alan no le extrañó el gesto porque la chica que la acompañaba era una verdadera preciosidad, se levantaron los dos para saludarlas, le presentaron a Aisha y la saludó con dos besos, se quedaron mirando a los ojos y algo notó en su estomago que no sentía normalmente. Conversaron y rieron los cuatro pasando un rato muy agradable, cuando se fueron del bar caminaron un rato juntos hablando, se intercambiaron los teléfonos y Alan le comentó que durante la siguiente semana estaría muy ocupado estudiando por la proximidad de los exámenes, Aisha le deseo buena suerte y se despidieron con dos besos más y otra mirada a los ojos que ella acabó desviando con cierta vergüenza. Aisha conocía a Teresa de la facultad de Biología, empezaron juntas sin conocer a nadie y empezaron a hablar nerviosas por el primer día de clases, a partir de aquel día eran inseparables, iban todo el día juntas y salían el fin de semana. Se perdió una fiesta a la que querían ir por estar enferma y al día siguiente la llamó su amiga diciéndole que se había ligado a un chico muy majo, estuvo con paciencia aguantando que Teresa no parara de hablarle de su chico a partir de ese momento, la escuchaba porque era su amiga y por lo enamorada que la veía, le hacía gracia ver a su amiga tan colada por alguien cuando antes se hacía la chica dura con los tíos. Un tiempo más tarde cuando Teresa le dijo que le iba a presentar a su novio y a su mejor amigo se le rio en la cara preguntándole si estaba celosa de que ella fuera libre, su amiga se despidió diciéndole un intrigante: “Tú conócelo y ya me dirás”. Aprovechó que iba a conocer a alguien nuevo para vestirse un poco mejor de lo que normalmente lo hacía, se excusaba pensando que si era amigo de Teresa no podía dar una mala imagen, en realidad no le hacía falta porque siempre cuidaba mucho la ropa que se ponía y siempre estaba en perfecto estado de revista, pero ese día le apeteció ponerse un poco más “guapa”. Se vieron antes con su amiga para ir caminando juntas hasta el bar en el que había quedado Teresa, cuando entró dos chicos que estaban sentados en una mesa para cuatro se levantaron para saludarlas, sus ojos se fueron a uno de ellos, más alto que ella vestido con tejanos un poco rotos y una camiseta que se le veía debajo de un amplio jersey por encima, no pudo evitar pensar que el volumen muscular que se podía adivinar debajo de la ropa estaba por encima de la media, le pareció un chico guapo de cara y le hizo gracia que el pelo lo llevara medio despeinado, entonces pensó que ese debía ser el novio de Teresa y no se extrañó que estuviera con el cómo estaba, el tío era atractivo, mientras su amiga saludaba a su novio con un piquito en los labios a ella se le dibujó inconscientemente un sonrisa, nunca le habían gustado los chicos demasiado musculados, les encontraba que tenían mucho ego y demasiadas ganas de que todos vieran que cuerpo tenía vistiendo camisetas apretadas aunque hiciera un frio que pelaba, pero aquel, aquel tenía algo especial, el jersey ancho tapándole el tronco parecía que no quería alardear de cuerpo musculoso y eso le gustó, cuando Teresa le presentó a su novio le dio dos besos acompañado de un: “¿Cómo estás?, se giró dándole dos besos más al amigo y se encontró con sus ojos, no pudo apartarle la mirada, podía profundizar en aquellos ojos de buen chico que le parecieron bonitos desde el primer momento, no le dijo nada y cuando escuchó a su amiga que decía que mejor se sentaran lo hizo rápido para apartar la vista, empezaron a hablar entre los tres y Aisha disimulaba que escuchaba la conversación pero en realidad estaba pensando que le había pasado, si no se conociera parecía que algo se le estaba despertando que hacía tiempo que dormía, aquel tío le atraía y le atraía mucho, con ningún otro chico le había pasado, se acabó introduciendo en la conversación y pasaron un buen rato. Al salir del local caminó un rato al lado de Alan y se despidieron con su teléfono grabado, se volvieron a mirar a los ojos y acabó apartando la mirada, no quería darle pistas de que le gustaba. El le dijo que tendría que estudiar toda la semana siguiente y a ella le pareció que tal vez le estaba dando escusas para no quedar, si te interesa alguien siempre puedes encontrar un hueco para tomar un café pensó ella. El padre de Alan era abogado, él desde pequeño quiso ser como su padre y le siguió la idea hasta tener que escoger carrera, no dudo nada en estudiar derecho, sus estudios estaban por delante de cualquier cosa, su padre le había vacilado que él se licenció en tiempo record y Alan que era muy competitivo, se le metió en la cabeza hacerlo más rápido, para eso tenía que estar concentrado en sus estudios y dedicarle las horas que hicieran falta y más, solo salía de casa el tiempo justo para hacer buenas sesiones en el gimnasio para distraer la mente y seguir manteniendo la forma. Cuando el viernes acabó con el último examen de la semana se fue al bar a tomarse una cerveza, en las semanas de exámenes no bebía nada de alcohol para estar al cien por cien por lo que tenía que estar, estaba disfrutando de la bebida cuando entró su amigo sentándose a su lado, pidió otra cerveza y le dijo que había quedado con Teresa para verse allí. — ¿Ya has llamado a Aisha? Alan miró a su amigo sorprendido abriendo los ojos. —Ostias que prisas, no me preguntas como me han ido los exámenes y te interesas más si he llamado a la amiga de tú novia. — Los exámenes ya sé que te han ido bien, como siempre, eso quiere decir que no la has llamado. El amigo hacía cara de resignación mientras le daba un trago a la cerveza. —No sé, ¿quieres decir que vale la pena?, me pareció demasiado guapa, creo que es mucha chica para mí… El amigo le interrumpió. — Será posible, si esa tía es demasiado para ti, como será para los demás, ¿no será que te estás acojonando porque te ha gustado Aisha? Alan lo miraba pensando que lo conocía bien, aquella mirada de Aisha le entró profundamente y solo volver a escuchar su nombre en el estomago algo se le removía. Entró Teresa juntándose con ellos, le dio el piquito al novio y los dos besos pasándole el brazo por el cuello a Alan, se sentó y mirando al amigo de su novio. — ¿Ya has llamado a Aisha? Alan dejó caer la cabeza a un lado mirando al techo levantando las manos. El amigo empezó a reírse. — Es que yo le he hecho la misma pregunta nada más vernos. Teresa también se puso a reír. — ¿Sabes lo que dice cariño?, que Aisha es demasiada mujer para él. Teresa miró a Alan fijamente a los ojos. — Que tontos llegáis a ser los hombres coño. ¿Pero a ti te gusta o no? Alan volvió a girar la cabeza cerrando los ojos apretando los labios. — Claro que te gusta, es que yo también hago cada pregunta. Escúchame, llámala, sé que tú también le caíste muy bien, total tampoco pierdes nada por hacerlo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD