Tres días transcurrieron y lo estaba haciendo bastante bien, pensaba que la ausencia de Anthony sería más difícil de sobrellevar, pero ni lo estaba extrañando. Se encontraba sentada en sofá, el mismo lugar de siempre, mientras veía una película, su rutina desde que se entero de que estaba embarazada.
— No he podido comunicarme con Tony —Adrián hablo desde la cocina— Espero que se encuentre bien.
— No te preocupes por él —hablo la rubia— Debe estar muy ocupado, eso es seguro, debes ser como yo, no lo extraño para nada —menciono acomodándose la camisa que se le bajaba por lo grande.
— Lo dice quien lleva capas de camisas de Anthony —murmuro el castaño.
— ¿Qué dices? —la menor se giro.
— Nada, que tienes razón —respondió nervioso— Trataré de comunicarme nuevamente con él.
— Ya que insis
