Lydia se encontraba protegiendo al bebé, abrazando su pancita como si su vida dependiera de ello y así era. El omega se encontraba de pie mirándolo fijamente, sus brazos cruzados, expresión seria, luciendo aterrador y haciéndolo sentir intimidada, desde que Fernando había ingresado al apartamento no había pronunciado ni una sola palabra y menos mal Julián ya se había encargado de llamar a Anthony.
— Ese omega me da mala espina —el alfa murmuro.
— ¿Tú crees? —Lydia miro al pelinegro a su lado con expresión preocupada.
— Tiene postura de ser un engreído —bufó.
— Adrián dijo que la familia de la Torre eran buenas personas —recordó.
—Parece que te quiere asesinar con la mirada —continúo murmurando— No deja de mirarte fijamente desde que llego.
— Ya lo se... —susurro nerviosa.
— Eres qui
