— S-Sueltame —Lydia luchaba por zafarse.
— Quedate quieta maldita omega —el alfa lo sacudió bruscamente— Si no fuera por todo el dinero que obtendremos contigo, me habría desecho de ti desde un inicio.
— Alfa de cuarta —musito la rubia con molestia— ¡Te he dicho que me sueltes!
Lydia siempre fue de contextura delgada, pero desde que estaba en el instituto y era molestada tanto por betas como por alfas, tuvo que aprender a defenserse, era pequeña, pero podía ser un tanto peligrosa.
Como pudo mordió con toda sus fuerzas el brazo del alfa y apenas este soltó un grito de dolor, la lanzó al suelo con brusquedad.
No tenía tiempo de pensar en el dolor.
Escapar sin su hijo era algo que no podía hacer. Cuando se reincorporo, inmediatamente se puso de pie y casi siendo alcanzada por el alfa, a
