01.- El comienzo.

1988 Words
Al solo escuchar. —Muy bien queríamos hablar con ustedes primero. —dijo el señor Yod. —Tendremos que irnos hoy y se quedaran unos días aquí, con el señor Mortí. —dijo el señor Watson. —Pero estarán los tres. Me quede confundida al instante pensando en “tres”, si solo estábamos Alexander y yo de quien hablaba el vampiro, en eso el señor Pitz me miro al decirme. —Te entiendo Coraline es James, lo conocerás más tarde, pero deben saber muchachos que estaremos en contacto con el señor Mortí y ustedes, estarán presentes cuando lo estemos, seguirán nuestras instrucciones. —Cuando deban irse del campamento. —, Alexander y yo solo asentimos, aunque no entendí por qué irnos o movernos en algún momento del campamento. —Porque solo estarán por algunos días, entendido. —dijo el señor Yod. Asentimos de nuevo, aunque veía tranquilo a Alexander, de que algo ya sabía, pero yo todavía no lo tenía claro. —Alexander por favor ve por James. —le dijo el señor Mortí. El solo salió de la tienda y me miro, el señor Watson en su mirada sabía el muy bien que yo no entendía lo que sucedía, solo me decía con esa mirada ten paciencia y para mí era complicado, pero en cualquier momento, lo iba a saber. No tardó mucho en volver, entro Alexander con un muchacho alto, cabello corto n***o, igual muy revuelto, piel un poco pálida, vestía de pantalón de mezclilla n***o con un suéter con cuello de tortuga color azul, mire sus ojos eran color café caramelo, se paró junto al señor Pitz quien toma la palabra. —Ella es Coraline y estará también con ustedes —, refiriéndose también a Alexander. —Ahora que están aquí, los tres trabajaran juntos, hoy nos iremos. —prosiguió el señor Pitz, asentimos realmente ellos van al grano. —Está bien ahora vayan a dormir, mañana los quiero aquí. —dijo el señor Mortí. En eso los tres volteamos a verlo y es como solo asentimos con la cabeza, y es solo salimos de la tienda, miré de nuevo aquel libro que continuaba en el mismo lugar de la tienda del señor Mortí antes de salir, los tres salimos al mismo tiempo, ninguno de los dos me dirigió la palabra, es como nos separamos al ser que Alexander y James se fueron platicando, yo me dirigí con Alicia, seguía afuera de la casa blanca. —Al fin hora de dormir. —dije. A lo que la pelinegra sonrió, al mover la cabeza. —Espera solo unos minutos. —me dice ella. Y solo la veo que vuelve a entrar Alicia a la casa y sale enseguida, con otra canasta de ropa, al darse cuenta y verme con una mirada extraña. —Coraline estas bien. —dice rápido ella. Intento reponerme, para que Alicia no lo note al preguntar: —¿Por qué algo pasa? Yo solo respondo: —Nada de qué preocuparse. Había tenido una visión y oído sin ningún problema la conversación dentro de la tienda, mientras que con el señor Mortí les decía: —Antes de que se retiren quiero darles esto. El señor Mortí se paró de su sillón, sacó de su saco azul la botellita de líquido azul trasparente y se la dio al señor Yod, saco ahora el encendedor y se lo dio al señor Pitz y el bastón color plateado al señor Watson. —Bien para ¿Qué es? —pregunto el señor Pitz. —Voy a eso Tomas, con esta botellita dejaran caer una sola gota y estarán en contacto conmigo, últimamente estoy esperando que venga el señor Mortifero, saben ustedes muy bien que tengo algunas de sus criaturas aquí en el circo, y sé que él vendrá en cualquier momento. Asintieron los vampiros, era muy cierto aquello que él les decía, pero prosiguió el señor Mortí. —El bastón, al estar ustedes contra los sanguinarios, lo usaran contra ellos, este bastón los mata en un instante y el encendedor los quemara. —Pero, es pequeño. —dijo el señor Watson no muy convencido, pensando que no es un bastón muy grande. —Solo aprieta este botón pequeño. —dijo el señor Mortí y señalo un botón amarillo oro. —Se volverá una gran lanza, es hora. —Gracias Patrick. —dijeron los tres vampiros al mismo tiempo. Al solo despedirse y salieron de la tienda, dirigiéndose a la salida de la entrada. Alicia se da cuenta que se había quitado su suéter y lo había dejado adentro, entonces volvió a entrar Alicia por su suéter, porque ya tenía frio y ya íbamos bajando las escaleras y nos reíamos juntas, al decidir ambas en irnos a nuestra tienda. En eso sentí una mirada que volteé hacia esa dirección y comprendí quien era, decidí decirle a Alicia. —Me esperas por favor Alicia. Asintió, al ver porque se lo decía al solo decir Alicia. —Si aquí te espero Coraline. —Gracias. Me dispuse y camine hacía el señor Watson, que me esperaba a solo unos pocos pasos de mí.   —Muy bien Coraline —, me dijo al llegar ante él. —Escucha tú y yo estaremos en contacto y me dirás todo lo que sucede aquí en mi ausencia, te iras al pequeño río, recuerdas la fuente. Asentí al pensar en ese mismo momento, en aquel río al ver que solo me entrega un pequeño saco de lona amarrado, el cual yo solo tomo al saber qué es lo que contiene en su interior. —Y estaremos en contacto, solamente así, no digas nada a nadie porque sé que nos has escuchado. Lo mire. —Sí señor. Antes de que el me dijera algo más ambos giramos, al voltear a ver hacia la dirección donde se encontraba Alicia, aun teniendo con sus ambas manos aquel canasto de ropa y notar detrás de ellas, asombrosos ojos con un brillo extraño, que parecían de rubíes, lo habíamos imaginado mucho antes de llegar de que nos veríamos cara a cara, con aquellas pequeñas criaturas con similitud a un troll. —El chico James no ha tomado sangre, si algo sucede habla con él, entendido. —me dice el señor Watson. —Muy bien lo hare. —respondí. Y es cuando el señor Watson me dio un beso en la frente, es la primera vez que me dio un beso y creo que será la única vez que lo hará, quise abrazarlo, pero supe que no era el momento o debí solo actuar al instante, pero él solo dio la vuelta y se fue, miré como se iba, los tres desapareciendo en aquella noche que de alguna forma la misma noche se adaptaba a ellos. —Coraline. —me dijo fuerte Alicia. En eso que volteo la mirada hacia ella, me di cuenta que igual se encontraban Alexander y James a una distancia de mí, que también se habían despedido del señor Yod y Pitz, pero al igual mire que se encontraba Ian, quien solo me miro y sonrió al decirme y yo leer de sus labios. —Buenas noches. Y solo respondí lo mismo, moviendo los labios. En eso le dije a Alicia fuerte. —Ya voy. Me fui sonriendo, solo me mordí los labios para esconder mi sonrisa, nos fuimos ambas recorriendo parte del campamento y llegamos a una casita color café de madera, muy pequeña que miré sorprendida y confusa, pero era una cabañita muy bonita. —Bienvenida esta es una de nuestras nuevas cabañas, para huéspedes. —Es muy bonita Alicia. —Si no son muchas por ahora solo han construido solo está, al ser que faltan manos para que ayuden, por lo que hemos estado muy ocupados con las presentaciones alrededor del mundo. —comenta Alicia. En eso entramos al interior. —Y tú ya no duermes en una tienda compartida. —No duermo en esta cabaña, el señor Mortí tiene la idea de crear y construir más cabañas no solo en este campamento de invierno, si no en los otros campamentos que tenemos. —Entonces va a recibir a más personas. —Si mucho más ahora que estamos tenido un éxito del cual el señor Mortí no quiere detener, ni parar. Mirar alrededor de la cabaña descubriendo que hay cuadros con paisajes, dos camas, uno con edredón color morado y el otro verde. —Toma. —dice Alicia. Ella ya había puesto la canasta de mimbre sobre la cama verde, algo que me hacía recordar con ese material de mimbre, mi asiento que se encuentra aún afuera en mi balcón, al cual me siento cada que visito Caxza y a tía Agatha, Alicia ya había sacado de la canasta un pijama color rosa, que consistía al ser un pantalón rosa con flores y una blusa rosa de tirantes, yo solo la tome. —Gracias Alicia. —dije. —Dormirás en la cama de la derecha. —Okay. Era la morada que me encontraba sentada sobre ella, estaba por preguntarle algo, en eso que la veo que se encuentra buscando algo preferí quedarme callada, porque note que ella diría algo. —Yo dormiré en la otra, mientras debo ir a ver algo que olvide. —me dice Alicia. —Está bien. Solo asentí y ella solo salió, decidí en levantarme y solo empecé a cambiarme, poniéndome el pijama rosa que al terminar solo me decidí y me metí a la cama aun despierta. Alicia aun no regresaba, pero me di cuenta que lo hice rápido y eso que doble mi ropa que me había quitado, dejándola al meterla en uno de los cajones de la cómoda que se encuentra a lado de la cama, aun no me encontraba dormida, solo miraba aquella pequeña habitación sencilla y cómoda. En eso Alicia regreso, la vi entrar al baño en donde solo se cambió en el pequeño baño que tenía la casita, al salir solo traía su pijama amarillo, era un pantalón con una blusa de manga larga, igual se metió a la cama. —A ¿Dónde fuiste? —pregunte. —Volví a la casa blanca es que acomode unas cosas que ocupare mañana. —Alicia y todos continúan haciendo los mismos deberes o ya cambio algo. —Si lo que cambia es que tenemos ya una enfermería y una enfermera, pero hay veces que varios de los doctores han venido hacer su servicio. —Y ¿Qué doctor esta ahora? Alicia. —Por ahora nadie, solo la enfermera Dorothy. —Ah. En eso cambiamos de tema, sé que Alicia tiene la curiosidad de lo que vio hace unos momentos antes, cuando me despedí del señor Watson y ver que se fue con el señor Pitz y Yod, pero veo que ella decide no preguntar nada a lo que ambas decidimos decirnos, al decir: —Buenas noches. Rato después noto que Alicia se durmió profundamente, ella era la única normal y como se los he dicho y mayormente sabemos lo mismo la mayoría del campamento, de que ella era huérfana y la encontró el señor Mortí y decidió traerla a vivir aquí. Yo aún continuaba despierta, sentía la bolsa de lona bajo mi almohada, el lugar donde decidí dejarlo, pero algo me inquieta que en realidad no me deja dormir, es como decidí levantarme y poner mi mano debajo de mi almohada tomando la bolsita y salir de aquella cabaña, quedándome por un momento en el pequeño corredor que la misma casita tenia, al ver que colgaba un asiento colgante hecho de membrillo, al cual me senté mirando parte del campamento de invierno y aquella oscuridad, que parecía que devoraba partes del lugar, algo que las luces encendidas evitaban que sucediera, al ver perfectamente cada diferente tienda, los animales durmiendo y yo mientras observaba tenia mis dedos de mi mano jugando con las rocas, que se sentían en el interior del pequeño costal de lona.
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