EL DIARIO DE LENA PT1

2272 Words
NARRA MÁXIMO Entré a la mansión y fui a lo que se supone era mi lado de esta casa. Ese lado que compartía con “mi esposa y mis hijos”. Me parece que estoy viviendo una pesadilla. No podía creer que toda mi vida había sido una mentira. Necesitaba algo que había en esta habitación y que no me había dado la tarea de tocar o si quiera leer porque sabía el dolor que me iba a causar su recuerdo, el diario de Lena. Ella siempre escribía en un cuaderno en su último año de vida y lo escondía de mí, pero siempre supe a donde lo guardaba. Nunca toqué el tema o me di la tarea de indagar que era lo que escribía porque creía que era viol3ntar su privacidad. Hoy esas cosas me importan una mierda. Subí a la habitación que compartíamos y me fui hasta la mesa donde ella se hacía su maquillaje y que también utilizaba para tener sus perfumes y cremas. En ese último cajón siempre observé que guardaba su diario y demás bosquejos. A Lena le encantaba dibujar, hacer paisajes era su especialidad. Sin embargo, no pasaban de ser solo dibujos que terminaban en un papel. Abrí lentamente ese cajón y saqué dos libretas, pero no estaba el pequeño cuaderno color vino que una vez vi esconder con recelo de mí. Observé cada cajón con un poco más de detalle hasta que en el último cajón encontré otro compartimento. Lo abrí y ahí apareció un cuaderno que se parecía al que andaba buscando. El cuaderno parecía tener fechas y pequeños párrafos escritos en sus páginas. Después de tomar lo que buscaba me dispuse a pedirle a Ovidio una de las botellas de gasolina. Empecé a recorrer lentamente la casa dejando caer el líquido que comenzó a destilar su aroma por cada rincón de este lugar. Salí de la casa y después de verla por última vez tome uno de los fósforos y lo lancé al suelo. Me alejo y comienzo a ver como las llamas llegan hasta la entrada y comienzan a devorar lentamente toda la casa. Imágenes de los momentos que pasé en esta casa comienzan a colarse nuevamente por mi mente y no hacen más que doler aún más. Saber que a quienes les enseñé a hablar, caminar, comer y jugar, no eran mis hijos si no mis sobrinos era algo más que abrumador. Es un golpe bajo para cualquier hombre sea este bueno o malo, mafioso o no. Tenía muchas preguntas y sabía que esto en mi mano era lo único que podía otorgarme las respuestas necesarias. Por un momento hasta quiero llegar a engañarme pensando que Lena era buena y que el bastardo de Pietro la hizo hacer cosas contra su voluntad. El sonido de las sirenas acercarse me sacan un poco de mi pensamiento, pero no de la satisfacción que ver toda la casa en llamas me trae. Esto es como un escenario digno de una obra de arte donde su leyenda sea, “Las llamas de lo que un día fue y no fue”. Entre en el auto, dejando que Ovidio se encargara de la situación con los oficiales y bomberos. No estaba dispuesto a que nadie me mirara en este estado. Después de un momento Ovidio entro en el auto y lo puso en marcha. Me debatí durante el camino si decirle a Ruth sobre esto. No sé qué más secretos nos revele el abrir esta caja de pandora y ella al ser su hermana tiene derecho a saber. —¿Hacia dónde? —me pregunta Ovidio y no deseo ir a esa casa al menos no por el resto de la noche. —Llévame a cualquier lugar donde pueda terminar de cerrar este ciclo de mi vida —comenté. Para mi sorpresa él solo asintió y siguió su camino. Recosté mi cabeza sobre el asiento y cerré fuertemente mis ojos con la idea de que todo esto fuera un sueño y lo único que gane fue recordar a la persona que hoy en día está sufriendo por mi culpa. Mi principessa, mi dulce e inocente Esmeralda. Lo más genuino que he tenido en mi vida y por imbécil lo perdí. La perdí a ella y a mi hijo sin poder tener el más mínimo derecho a procesar mi paternidad y la felicidad momentánea que esta me trae. ¿Cómo podría ponerme a brincar de la emoción si esto también puede terminar muy mal? Fui un egoísta ante el eminente riesgo que nuestro hijo representaba, no deseo perderla. No porque ese bebé signifique menos. Ahora que sé que Esmeralda desea y va a tenerlo me siento como un idiota. Sin mencionar el mal padre que me siento por haber mencionado mi deseo de querer terminar con su vida. —Llegamos —comenta Ovidio nuevamente sacándome de mis distracciones y lo único que escuche al abrir la puerta fue el sonido de las olas. Salgo del auto y miro a Ovidio con la ceja alzada. —Sentí que en el único lugar donde se sentirías tranquilo es en casa de un amigo y es donde lo he traído —comenta señalando a la casa que está detrás de nosotros. Nuevamente lo miro sin poder entender a donde me trajo. —Estamos en mi casa, está más que claro que no estas en condiciones para ir a ningún lado y yo sin ganas de dejarte solo. Vamos, veré si hay algo que aun sea comible —comenta y yo me quedo viéndolo con la ceja alzada. Puesto que acabo de darme cuenta de que, desde que salimos de la casa que comparto con Alexandra me está tratando de tu. —¿Qué pasó que de pronto me tratas de tu? —pregunto entrando a la casa que no es para nada pequeña, está muy bonita de hecho. —Porque, en este momento lo que menos necesitas es un empleado que te consuele, necesitas de un amigo que te de unos ligeros golpes de realidad. Pueda que solo sea un empleado, pero este empleado a estado contigo en las peores y mejores. He matado sin remordimiento por tu seguridad y lo seguiré haciendo, por ti y tu familia. Vuelvo en un momento, iré por algo fuerte —salió de mi campo de visión y en eso me percato que tengo algo en mi mano. Llevo mi mirada a él y suspiro. Camino hasta el mueble y abrí el cuaderno para leer la primera hoja de este. “Espero que cuando encuentres este diario ya esté muerta o muy lejos de ti. Siempre fuiste un caballero y te agradezco por el amor que me diste a mí y a mis hijos. Lastimosamente, Máximo, ese amor solo fue unilateral. Ya que tu hermano Pietro es, ha sido y será mi único y verdadero amor.” Hice una pausa para pensar como hubieran sido las cosas si me hubiera enterado de esto antes. Me habría ahorrado muchos años de dolor y tristeza por personas que no merecían tener nada, pero ni un poco mi amor o admiración. Tomé de nuevo el diario y seguí con la siguiente página. “Grecia, abril 23” se leía en la esquina. “Aún recuerdo el día que conocí al hombre más ardiente y guapísimo del mundo. Me invitó a salir y yo pensé en negarme, pero no pude hacerlo. Todo de él me invitaba a conocerlo y su porte de malo no hacía más que atraerme como un imán. Después de la cena el me invito a ir a su casa y demás esta escribir lo que paso. Esa noche tuve el mejor sexo de mi vida. Me derrito con solo recordar su manera tan demandante de tocar mi cuerpo. Cada beso y caricia la podía revivir solo con cerrar mis ojos. La mañana que me desperté él no estaba a mi lado. No había dejado nada más que ordenado que me entregaran el desayuno acompañado con una rosa. Me comí ese desayuno y salí de ese lugar directamente a mi casa. Vivir en Santorini no es tan agradable si eres de los que tienen que trabajar para poder vivir bien. No esperé volver a verlo después de haberme dejado sola esa mañana y mucho menos que fuera de esa manera. Tenía la punta de una pistola sobre la cabeza de un hombre al otro lado de la calle del café donde trabajaba. Me asusté mucho así de que solo corrí en otra dirección. No sabía cuánto había corrido o caminado por las calles el tema es que una fuerte mano me detuvo y era el, Pietro. Después de lo que vi me asustó, sentía miedo y no del sino a lo que hacía y a las consecuencias que meterme con un hombre como el me traería. Acepte salir con él y poco a poco sus visitas fueron muy frecuentes. Hasta que un día le dije que quería estar con el todo el tiempo. Él me dijo que era imposible que un hombre como él no podría jamás tener una familia porque eso solo sería esperar por una desgracia por todos los enemigos que tenía. Me lastimó mucho saber que lo nuestro no sería más que sexo y compañía durante ese tiempo. Pasaron 4 meses desde esa primera cena hasta que él ideo un plan, el plan mas perverso, pero el único que nos podía hacer estar juntos.” Eso era lo que se leía en las siguientes 3 páginas. Ovidio se acercó ofreciéndome un trago el cual no dude en tomarlo y beberlo de una sola vez y le devolví el vaso. Quería saber que más había por explicar y contar. “Milán, mayo 3” “No pude seguir escribiendo porque alguien entró en la habitación. Retomaré desde donde lo dejé anteriormente. El plan que Pietro me planteo al principio me indigno como mujer, pero al final acepté, estaba cansada de mi vida en Santorini. Siempre en la sombra de mi familia y especialmente mi hermana gemela quien siempre fue la adoración de mis padres. Acepté enamorarte, a seducirte y hacer que te enamores de mí. Solo con la idea de que siendo tu esposa el peligro no estuviera de mi lado. No fue tan difícil hacerlo ya que tú mismo te acercaste a mí y lo demás ya lo sabes. Por petición de Pietro accedí a acostarme contigo esa noche que nos conocimos. Así fue como todo comenzó. Un par de meses pasaron, Pietro y yo nos mirábamos en el chalé de la casa y aunque eran encuentros breves eran maravillosos. Por un descuido en la toma de mis anticonceptivos quedé embarazada de los gemelos. Por dentro me moría de miedo de que nuestro engaño quedara al descubierto ya que no sabía quién de los dos era el responsable de mi embarazo. Tu padre estaba sospechando por lo que tuve que poner algo de distancia. Así fue como yo le sugerí hacer lo mismo a Pietro. Le pedí a mi hermana Ruth que viniera a visitarme ya que nuestra boda estaba cerca y le confese que estaba embarazada. Logré convencerla y así fue como Pietro comenzó a enamorar a Ruth. Fue tan fácil, tal como sucedió contigo. Siempre me pregunté cómo es posible que no se dieran cuenta que éramos muy unidos Pietro y yo. Nos casamos y Pietro lo hizo con Ruth. Me sentía celosa de mi hermana al ser ella quien compartía la cama todas las noches con Pietro. Sin embargo, sabía que era yo quien estaba en su corazón. Sentí un gran alivio cuando atreves de una prueba de ADN descubrimos que mis gemelos eran de Pietro. Saber que mis hijos eran del hombre que amaba solo me hizo amar más la vida. Pietro me informó del embarazo de Ruth y el odio que almacenaba por Ruth no hizo más que aumentar. Los negocios fueron absorbiendo más y más tiempo de Pietro así que me refugié en tus brazos como todas las noches. Me sentí confundida en si mi amor por Pietro era solo obsesivo o real. Comencé a sentir cosas por ti, pero Pietro jamás dejó de estar en medio de nosotros. Por lo que nunca logré identificar que sentía.” Una nueva pausa llegó y eran como cortos para poder ir procesando cada párrafo de información. Cada mentira y embuste creado por estos dos miserables. “Sicilia mayo 14” “Las cosas funcionaban para todos, pero dejó de ser de esa manera hasta que Danko Konikov se reunió con Pietro. Después de esa reunión, Pietro se volvió más frio e indiferente con todos, menos con los niños. Le pregunté el porqué de su cambio una infinidad de veces, pero solo recibía su rechazo. Cuando no me rechazaba no me hablaba solo me follaba y se iba. Una madrugada que me lo encontré en la cocina. Lo escuché hablando con alguien diciendo que no había prisa en ir desapareciéndolos uno a uno, pero que necesitaba tiempo. No supe en ese momento con quien hablaba y mucho menos a quien se refería. Lo único que si supe fue que mencionó la dinastía Marchetti. Tenía un montón de preguntas mas no sabía ahora hablar con él sin que se molestara. Al amanecer intenté hablar con él y lo único que me dijo es que él no tenía sangre Marchetti por lo que a partir de ese momento los que una vez fueron su familia ahora eran sus enemigos.” --------------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2304194085811
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