NO TE DEJES GANAR POR ESTA OSCURIDAD

2446 Words
NARRA ESMERALDA Mientras nos colocábamos nuestras ropas, me debatí en si decirle que estaba embarazada. No me gustaba esta aura que había en él. Posiblemente salió mal alguno de sus negocios y por eso anda un poco de mal humor. Problemas familiares, nunca me he interesado por saber sobre ellos. Tal vez decirle después de la fiesta sea un mejor momento. El me besa antes de salir y nuevamente nada demandante si no todo lo contrario, hoy ha sido mas dulce y cariñoso. Bajamos hasta el estacionamiento y Peter viene con mi abrigo y mi cartera en el momento que le indico que me iré con Max. No pasan desapercibidas las duras miradas entre ellos. Ambos me estaban ocultando algo, pero no tenia mente para pensarlo. Por los momentos era mejor esperar hasta después de esta reunión tal vez su ánimo mejorará y así poder decirle de mi embarazo. Llegamos hasta el umbral de la puerta donde están recibiendo a los invitados. Max duda un momento en si salir o no. La puerta de mi lado se abre dejando ver a Peter. Me ofrece su mano, salgo con su ayuda. Puedo apreciar que Max toma su teléfono y sale del auto segundos después. Se acerca a mí y me regala una sonrisa que me reafirma que estoy haciendo lo correcto y que esta dispuesto a conocer a mis padres. Me aferre a su brazo y caminamos hasta la mesa donde estaban mis padres, hermanos y algunos sobrinos. Mi madre estaba algo sorprendida y su mirada fue directamente a Max. Tomé un poco de aire al momento de presentarlo la verdad es que me sentía muy nerviosa. —Mamá, papá. Les presento a Máximo, mi novio —Máximo estira su mano para saludar a mi madre, pero ella solo la ve con desagrado. —Un placer poder conocerla al fin en persona, señora —Dice como si se estuviera burlando de mi madre. —Máximo Marchetti —mencionó mi madre y eso no me lo esperaba ¿Ellos se conocen? Ella mira su mano una vez más, pero sin tomar. Lo que me dice que evidentemente no es un amigo. ¿Marchetti? Fue lo que menciono mi madre y me parece que lo está confundiendo. Max retrae su mano y le sonríe, pero esta vez es maliciosa y no me gusta para nada. —¿Máximo Marchetti? No mamá. Lo confundes, él se llama Máximo Agustín Fiore. —digo queriendo aclarar la situación. La verdad que me encuentro bien confundida y la actitud tanto de Máximo como de mi madre no me agrada en lo absoluto. Luego un ligero recuerdo viene a mi memoria. Peter me enseñó a un hombre que habían estado siguiendo en la agencia se llamaba Pilo Marchetti solo porque le parecía guapo. Si es de ese mismo apellido eso quiere decir que es su familia. Máximo no dilató mucho en aclararlo y vaya que lo aclaro. —La verdad es que no Esmeralda, ella no se equivoca. Mi nombre es Máximo Agustín Marchetti Fiore. El hombre que te ha utilizado todos estos meses para saber los movimientos de tu familia. El hombre a quien a ciegas metiste como socio en las empresas textiles de tu padre. Fíjate que la venganza se disfruta caliente o fría. Disfruté mucho de tu compañía y en la cama debo de admitir que no eres tan mala, pero aún eres una niña, te falta escuela. Mamá y papá te han mimado mucho. No vine a causar un problema mayor, solo quería darles a donde más les duele a los Galeano, humillar y destruir a un m*****o de su familia, así como ustedes hicieron con mi hermano. Por cierto, Esmeralda, soy un hombre casado y estoy locamente enamorado de mi esposa. Lo nuestro fue divertido, pero nada más. Ahora con permiso señores, hablaremos sobre mi incorporación en las empresas, deseo participar activamente si no, pues tendré que hacer valer el contrato que firmamos su hija y yo. Arrivederci —Concluye dándose la vuelta dejando a todos sorprendidos. Mi cuerpo comenzó a temblar ante el cumulo de emociones que está sintiendo por lo que acaba de decir el hombre que yo creía sería el amor de mi vida. ¿Cómo le había entregado la empresa de mi padre? Sin mencionar los golpes que me acaba de dar con sus palabras, sin el más mínimo reparo del dolor que me causará escuchar todo eso. Hace unas horas estábamos haciendo el amor y ahora me dice que soy una niña. Una niña que le entrego su inocencia y su amor. Sin embargo, el golpe más bajo fue decirme que estaba casado y muy enamorado de su esposa. Máximo se da la vuelta y camina hacia la entrada. La ira, el dolor, la decepción y el sentirme utilizada me llenaron de valor para enfrentarlo. Caminé hasta él y lo tomé con fuerza del brazo. —De mí, nadie se burla y menos un maldito desgraciado como tú. ¿Crees que humillarme frente a mi familia los hirió a ellos o a mí? Estás muy equivocado Máximo Marchetti —Olvidándome completamente del lugar y de quienes estaban presentes saque el arma de mi cartera y apunte directamente a su frente. —Ángel lleva a Clara dentro de la casa, ¡Ahora! —Escuché que mi madre le gritó a mi sobrino, pues su pareja Clara esta embarazada. —¿Vas a matarme frente a tu familia? —pregunta él con una sonrisa en el rostro. Los recuerdos que tengo con el comienzan a llenar mi mente. Las cenas románticas, nuestros encuentros, caricias y besos. Luego me vino a la mente lo que me mantenía unida a él, mi bebé. ¿Podría ser capaz de asesinar a sangre fría a el padre de mi hijo? —No tengo miedo, sé que no lo harás. No tienes los ovarios para hacerlo. Solo eres una niñita con cuerpo y edad de mujer —Me grita y eso fue como una estocada final a él plan de Máximo Marchetti. Sentí como si me clavaran una daga directa en mi corazón. ¿Eso fui para él? Nada. La sensación en mi pecho me hace perder el control sobre mi cuerpo. El pulso me comenzó a temblar y siento un dolor punzante en mi corazón no se si es por mis sentimientos o porque mi corazón ya esta colapsando. Elevo el arma al aire y dejo salir un par de disparos los que hice con la intención de aliviar algo en mi y no. El dolor en mi pecho no hizo nada más que aumentar. Bajé el arma y el aire comenzó a faltarme, abrí mi boca en búsqueda de aire y no pude. Era como si algo se quedara atorado completamente en mi garganta y pecho. Me incliné hacia enfrente al sentir el dolor de mi pecho volverse intolerable. Mi madre se acerca lentamente a mí y comienzo a perder noción de lo que estaba pasando. Mi mirada fue a Máximo pensando en lo mucho que lo amé y le entregué. Para que para él solo haya sido un instrumento para venganza una pieza más de su juego. Si hoy me llegara a ir me llevaría conmigo lo único bonito que salió de todo esto. —Tranquila mi amor, respira profundo —me pedía mi madre llamando mi atención. Miré en su dirección y fue cuando perdí el control de mis piernas y mi cuerpo completamente. Era como si todo iba apagándose lentamente. —¡Llamen a una ambulancia! ¡No, Esmeralda! Quédate con nosotros, no te vayas cariño. Vamos amor, tú eres fuerte ¡No te vayas! —me pedía y no pude decir nada. La oscuridad comenzaba a llevarme lentamente. —Vamos nena, vamos. ¡Revisen su bolso para ver si tiene alguno de sus medicamentos! —Escuché la voz y sentí las manos de mi hermano Iván presionando mi pecho practicándome lo primeros auxilios. —¿Qué le pasa? —Escuché a alguien preguntar a lo lejos y eso fue lo último que llego a mis oídos antes de perder completamente el conocimiento. Estaba sollozando en la oscuridad de un lugar desconocido. Tenía mucho frío hasta que mi cabeza sintió un tibio toque sobre ella. Una nana llego a mis oídos y sabía quién era la única que la cantaba para hacernos dormir. Eso me hizo romperme más sobre el calor de las piernas en las que parecía estar recostada. —Ya mi amor, no llores, eres la mujer más fuerte y ruda que conozco. Que lo que te pasó no te destruya, todo lo contrario. Que sea tu motor para seguir adelante. No te dejes ganar por esta oscuridad. Tu bebé te necesita cariño. No te quedes aquí, todavía tienes mucho más tiempo por vivir —comenta mientras siento sus manos sobre mi cabeza. Levanto mi mirada y me encuentro con mi abuela Sofía y me abrazo aún más fuerte a sus piernas. —Me duele el corazón, abuela —le digo entre sollozos. —Lo se mi amor, lo se. Esto que sientes es un dolor del cual nadie está libre, cariño. El dolor de una decepción amorosa es muy difícil de sobrellevar. Más de la manera en cómo fue el tuyo, cariño. Es por eso que te aconsejo que luches por el pedacito que tienes dentro de ti. Si sigues más tiempo aquí ese pedacito se perderá y tu dolor no hará más que incrementar. Te culparás por el resto de tu vida, vamos te llevaré de regreso. Se fuerte mi petirrojo, tú puedes, te amo muchísimo y siempre estaré cuidándote —dijo después de ponernos de pie y darme un beso en la frente caminamos entre la oscuridad. Hasta que comencé a escuchar gritos y murmullos que no supe identificar a quienes pertenecían. —¿Y? ¿Qué haces aquí? ¿Qué no te bastó con casi matarla? ¿Vienes a seguirle restregado en la cara que eres un hombre casado y que solo la utilizaste? —grita mi madre y en ese momento comencé a abrir mis ojos. —Cálmense, que ya está despertando —menciona mi padre viéndome a los ojos. Llevé mi mano a mi vientre pensando en si mi bebé se encuentra bien. Miro a mi alrededor y de reojo llama mi atención que esta Máximo o el señor Marchetti como me dirigiré a el de ahora en adelante. —Cariño, me sacaste un gran susto, ¿Cómo te sientes? —me pregunta mi madre tomando mi mano y dejando un beso en mi mejilla. —Cansada, vi a la abuela Sofía, pero si estoy con ustedes es porque aún hay tiempo para mí —comento viendo a mi familia con una sonrisa. Mi rostro cambia al momento en el que Máximo no tiene la decencia de irse de mi habitación después de lo que a pasado. —Señor Marchetti, creo que dejó muy claras las cosas entre nosotros. Ahora le pido que se vaya por donde vino y regrese con su esposa. Su venganza ya está más que cobrada. ¿Qué más quiere? —pregunté con seriedad mientras veo hacia la puerta. No quiero volver a verlo a los ojos nunca más. —Quiero que hablemos en privado —dice y niego sin verlo. —Lo que sea que tenga para decir, lo puede decir para todos los presentes. Así como usted lo hizo hace un rato, ya no hay diferencia —Creí que ya no podría decir algo que me lastimara más, pero estaba equivocada. —No quiero que continues con el embarazo —comento y yo deje salir una ligera carcajada esta vez si volteo a mirarlo, puesto que me importa muy poco lo que él quiera. —Usted no tiene nada que ver con mi bebé, usted solo es una persona con la que tuve la desgracia de compartir algunos encuentros sexuales, nada más. Sin embargo, lo que usted quiera me importa muy poco. Es mi bebé, mi decisión y mi cuerpo. Ahora nuevamente le pido que se vaya de aquí. Su presencia me altera y lo único que deseo es no volverlo a ver en mi vida. Usted es un hombre casado, regrese con la mujer que ama. Yo a usted no lo conozco y si toca lidiar con el tema laboral lo haremos, pero yo de usted señor Máximo Marchetti no quiero, ni necesito nada —dejé de mirarlo y miro a mi padre quien me sonríe. —Por favor, sáquenlo de aquí —le pedí para acomodarme de nuevo sobre la camilla. Cerré mis ojos y esperé hasta que saliera de la habitación. —Eventualmente nos volveremos a ver Esmeralda —dice, abrí mis ojos y me volteo a verlo viéndolo como jamás pensé ver a alguien en mi vida, con odio y resentimiento. —Y espero que esté listo, porque esta niña estará más que preparada para acabar con usted y su familia señor Marchetti —dije y lleve mi mano a mi pecho para liberar el aire que tenía retenido sin saber. —Esa es la mujer que crie. Que no se deja intimidar por nada ni por nadie —dice mi papá acercándose para abrazarme. Me aferro fuertemente al calor que me ofrece su abrazo y mojando su camisa con las lágrimas silenciosas que salen sin control de mis ojos. –Oigan, yo también quiero abrazar —se queja mi madre haciendo que mi padre se separe de mí. Ella se sienta sobre la cama y me abraza. —No estás sola mi amor. Estas con tu familia y todos te ayudaremos a sobrellevar y superar todo esto —comenta y me golpeo mentalmente porque no he preguntado por mi bebé. —¿Mi bebé? —cuestioné ella sonrió y llevo su mano a mi vientre. —Aquí sigue, fuerte y sano. A partir de hoy nuestra única preocupación será cuidar de ustedes dos. Máximo Marchetti no se te volverá a acercar eso te lo juro cariño —asentí abrazando a mi madre. Máximo había elegido su camino y yo ya tenía el mío. Él ya tenía una familia y yo estaba por comenzar la mía. Mi bebé solo me tendría a mí. Porque un hombre que es capaz de pedirle a una mujer que aborte a su propio hijo no quiere a nadie. Mi bebé no iba a necesitar de el porque si en un futuro yo llegara a faltarle, estas personas que me rodean serán quienes quieran, cuiden y críen a mi pequeño o pequeña. Maratón 3/3 --------------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2304194085811
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