Verónica
Al llegar a casa me dieron unas ganas inmensas de comer donas, lo bueno de que no se viva alejado de la civilización, es que con solo caminar unas cuadras podemos conseguir lo que se desea.
En el camino de regreso a casa no pase ninguna palabra con John, pero lo que si note es que estaba muy pensativo, como si algo le preocupara, solo espero que me pase el coraje, de pronto hasta buenas conversaciones se dan entre nosotros.
Salí de casa por mi antojo de donas, Ian es mi cómplice, me comento que el ama también mucho el dulce, y justamente iba entrando en la casa, cuando se me ocurrió salir, como no conozco muy bien se ofreció a acompañarme.
En el camino me iba contando su día a día, lo bonito que le va en su relación, entre otras cosas, al preguntarle como así andaba a esas hor
