32. Novios: El guardia de seguridad había aparcado un poco más lejos para no llamar la atención. Caminaba para no llamar la atención y acercarse con seguridad. Cuando Enrico llegó, no tardaron en oírse gritos de auxilio. El guardia de seguridad le dio una pistola y pidió a Enrico que actuara con cautela. Caminaron en silencio hacia la casa. A través de una rendija de la ventana pudo ver a Renato de pie sobre Chiara, sus sucias manos recorriendo su cuerpo. El odio le invadió. No vio ningún arma. A la entrada de la casa, el guardia de seguridad derribó la puerta de una sola patada. Con el ruido y el miedo a ser atrapado, como el cobarde que era, abrió la ventana, saltó y corrió lo más rápido que pudo hacia el coche. El guardia de seguridad le siguió. Enrico corrió hacia Chiara, la