La caminata rumbo al palacio real fue encantadora para Annia quien poco a poco estaba comenzando a sentirse cómoda con el rey Serkan, principalmente porque él siempre hacía lo posible para que el ambiente fuera agradable con sus charlas simples, y esa aura sobreprotectora que él tenía, a Annia estaba comenzando a gustarle mas de lo que quería admitir. Su destinado era un licántropo muy especial que quizás si lo hubiese conocido sin tantas cicatrices emocionales como las tenía actualmente, para ese momento ella fuera mas cariñosa con él, porque, aunque deseaba serlo, su miedo tan arraigado hacia los alfas se lo impedía. «¿Si le digo que regresé de la muerte, como lo tomará?» piensa Annia porque ese era otro tema que ella debía hablar con él en cualquier momento. La preocupada muchacha pen