Al día siguiente Annia iba junto con los tres reyes al navío que los llevaría a las tierras de Elwen, el lugar donde la luna vivió la mayor parte de su vida. Los siervos del rey Serkan llevaban su equipaje, mientras Annia iba a su lado caminando para ingresar al enorme barco de madera negra y con velas color Vinotinto, y en la parte delantera, en el mascarón de proa tenía la figura de lo que parecía ser un animal marino. Era tan hermosa aquella figura decorativa del navío que Annia quedó mirándola con atención hasta que el rey Serkan se acercó susurrándole en el oído: —Es la bestia ancestral marina. El tiburón blanco del rey Silas I. Existió hace mil años atrás, pero las bestias marinas se extinguieron hace unos quinientos años… ahora solo quedamos los licántropos, aves y felinos —explica