El rey Serkan se acercó a la muchacha y lo primero que hizo fue verificar si Annia no estaba llorando o si tenía sus ojos hinchados por haberlo hecho, pero cuando vio que estaba aparentemente normal suspiró con alivio, porque a él le desagradaba demasiado verla triste. Es por esa razón que Serkan sin importarle nada se acercó a ella sujetándole su mentón para que Annia lo mirara a los ojos mientras él le acariciaba su rostro. Pero luego Annia desvió su atención hacia las chicas que estaban por los alrededores, las cuales no podían evitar mirarlos ya que presenciar aquella escena de una luna siendo tocada por un hombre debía ser todo un evento imposible de pasar por alto. —Su majestad… no me toque aquí, no es lo correcto —susurra Annia sintiéndose avergonzada, pero, aunque el rey sabía que