CAPÍTULO VINo debes regalar todas tus joyas, Lisa. Ya has sido demasiado generosa con Julieta. —Las regalaré todas, menos las esmeraldas. —No entiendo por qué haces esto. Las necesitarás, ya que no te llevas nada de Roysdon Park o de tu casa de Londres. —No necesito nada, Roland. Miró al nuevo Conde de Roysdon. Era un hombre joven y bien parecido, cuya simpatía lo hacía ser bienvenido en todas partes. Iba a cumplir treinta y cuatro años y hacía ocho que estaba casado con una mujer encantadora que adoraba el campo y a quien no interesaba el brillo de los salones de Londres. Ahora se instalarían en Roysdon Park y asumirían las obligaciones sociales que ella había evadido. Roland sería una especie de lugarteniente del gobernador del condado y Julieta ofrecería fiestas, comidas y reunio