MARTÍN. Luego de esa llamada, me sentí realmente enfermo, durante varios días estuve muy distraído, analizando muchas cosas, muchas posibles salidas, soluciones o escapes, pero nada era suficientemente inteligente, como para librarme de los alcances que creo que puede tener Xiomara. —No se que sucede contigo, pero desde la cena con mis padres, no eres el mismo, lo que es demasiado extraño por que mi padre te trato extrañamente amable contigo. —No pienses lo que no es, sólo tengo mucho trabajo y estoy algo cansado. —Mis ojos ruedan por toda la habitación. —¿Qué tienes? —Sus ojos me miran de forma triste. Sé que es el momento idóneo de decirle la verdad, debo ser honesto con ella, se que tal vez me pueda ayudar a solucionar y sacar todo esto que tengo adentro, pero también tengo mied