Capitulo 1. Inicio de todo.

1541 Words
*Flashback. Al entrar a la casa lo noto, está sentado en el sofá viéndome fijamente, mi corazón late muy rápido, su mirada es fría, distante, como si no estuviera presente, camino a su encuentro decidida, dispuesta, tengo mucho que decir y quiero hacerlo ahora, sin embargo sus lágrimas me detienen, ¿Está llorando? Es real. — Haz venido de verlo, después de todo fuiste a Nueva York a buscarlo, haz llegado tan lejos esta vez…— Se levanta. — No tengo nada que explicar, sería sínico de tu parte reclamarme algo, no tenemos que seguir haciendo esto, ya es suficiente de fingir que estamos bien, quiero el divorcio. — Pido en un tono sutil mientras me alejo de sus movimientos que ejecuta hacia mi. — Por supuesto que sí, eso es lo que te ha hecho pensar, no tengas miedo, no soy el monstruo que te hizo creer que era, en cambio él siempre te ha engañado, Pero no haz podido verlo, a jugado con tu mente para que me dejes, sin embargo no pienso rendirme hasta que me escuches, siéntate Emilia, tenemos que hablar, hay muchas cosas que tú aún no sabes y debes saberlo antes de que tomes una decisión, dame la oportunidad de explicarte cómo fueron las cosas. — Lo pienso por unos minutos y así lo hago. — Bien, te escucho. Fin del Flashback. *Emilia* Jamás pensé que estaría aquí contando está historia por medio de estos escritos, nunca había escrito un libro en mi vida, aunque he leído muchos, es la primera vez que me atrevo a escribir uno, quizás a muchos les parezca poco interesante, Pero ha Sido el único medio que he encontrado para que él vuelva a mí vida, se que esto que siento es algo prohibido y que hice una elección, pero bien dicen que todos cometemos errores y que de ellos se aprende, pues quiero decirles que yo aprendí de la peor manera, y ahora siento que todo lo que pensaba de mi vida era una simple mentira, la felicidad y el amor están sobre evaluados. Se dice que por amor se hace cualquier cosa, sin embargo debo admitir que yo me perdí en ese falso amor y cuando el verdadero llego, no supe identificarlo, con él todo mi mundo dio un giró que no esperaba, fue tan fascinante y maravilloso que no media la noción del tiempo cuando lo tenía frente a mí, sentí que lo podía hacer todo y más, me encontré a mi misma y no fue hasta que lo perdí que me di cuenta que con él también perdí mi verdadero ser, mi alma y no hallo como recuperarla, porque sin él nada tiene sentido. Me arrepiento por ello, no hay día que no desee volver al pasado y cambiarlo todo, quitarme la venda y borrar todo esos pensamientos donde se describe el amor y la vida como si fuera un cuento de Disney, bueno, así lo veía yo, la realidad es que cuando conoces que todo los cuentos infantiles son solo eso, cuántos, la vida empieza a tomar sentido, nada es perfecto, en la vida la realidad es otra y aunque duela, debemos despertar, no importa que sea tarde y creamos que no hay vuelta atrás. * Mi nombre es Emilia Konova, tengo 25 años, mido 1,60 de alto, soy de contextura delgada, tez clara, ojos azules, cabello cobrizo, con algunas pecas en las mejillas y en mi pecho, de grandes atributos como me catalogan muchos hombres de mi ciudad. Nací y vivo en la hermosa Milán, la cuna de la belleza Italiana, proveniente de una familia perfecta si así puedo decirlo, familia de buena posición y nombre. Una belleza Italiana con raíces latinas, mi madre es de la gran Venezuela y conoció a mi padre en un viaje turístico a Milán, donde visitaría la gran pasarela de modas, un impactante desfile al que mi padre acompañaba a mi abuela quien era una de las mas exitosas y grandes diseñadoras, la Fans número 1 de mi madre y la razón de motivarse hacer ese viaje. Mi madre Aurora Silva y mi padre Fagir Konova, coincidieron cuando mi madre consiguió tomarse una fotografía con mi abuela Alucena Sant, fue amor a primera vista, ella y él como una hermosa historia de amor, compartían el mismo amor por la moda, y eso inspiro a mi abuela a que se mantuvieran en contacto, estaba fascinada ante la belleza latina de mi madre y su inteligencia. Con el tiempo mi madre con su hermosa belleza y cabello cobrizo de nacimiento, logro enamorar no solo a mi abuela, sino también a mí abá, mi abuelo Alfredo, un hombre extremadamente rico y de buenas raíces Italiana, ofreciéndole a mi madre una oportunidad que ella no dudo en aceptar. Nuevamente con el tiempo ella se enamoro de mi padre y mi padre de ella, pasaban mucho tiempo juntos y se veían a escondidas en el jardín para admirar las estrellas. Mi madre quien pasaba por la perdida de su madre y quien fue abandonada al nacer por su padre, jamás espero que la vida le brillara y le diera una oportunidad de vivir esta maravillosa historia de cuentos de princesas. ¿Suena maravilloso como la vida te pone en situaciones que no esperabas no es así? Con el tiempo ambos se graduaron, mi padre un gran Arquitecto y mi madre una diseñadora de renombre, se casaron y vivían en una casa de ensueño, lo tenían todo y solo les hacia falta algo en su vida, yo. A los dos años de estar casados mis padres se enteraron de mi llegada, mi infancia y adolescencia fueron maravillosos, tenía todo y más de lo que deseaba, una gran familia y un hogar hermoso, las mejores calificaciones, los mejores reconocimientos, los mejores regalos, incluso hasta mi propio Yate nombrado Emilia, ¿Qué decir? Parecía irreal mi vida, pero no era todo, estaba criada, con bases de un futuro, uno que incluía casarse y formar una familia como acostumbran los miembros de la alta sociedad, un sueño que yo en lo personal seguía, ya que era lo que más me motivaba, tener una historia de amor como la de mis padres, ese era el plan. Un plan que no estaba dando resultados como lo esperaba, estaba enfocada en mis metas y sueños, hasta que llego la secundaria, ha sido la etapa mas difícil y la que mas me ha gustado, pensé que en ella podría encontrar el amor y no me equivoqué, me sentía atraída por un chico, Alberto Luchny era el chico más popular de la secundaria, uno de los nietos del gran Antonio Luchny, dueño de la mas grande industria de viñedos, su marca “El rey” es la mas reconocida y por ella creo una gran industria que se esparce a nivel nacional e internacional, sin duda también provenía de una gran familia, sus padres, Anella Vasab y Francisco Luchny, son personas maravillosas con las cuales mi familia se llevaba increíblemente bien, parecía que era nuestro destino. Sus ojos azules, me atraigan como un imán, me gustaba tanto que sentía, que podría ser mi sueño, guapo, caballeroso, inteligente, nada parecido al igualmente guapo, pero arrogante de su hermano mayor, Aurelio Luchny, apodado la oveja negra de su familia a pesar de que él y Alberto eran grandes amigos y mejores hermanos, o eso creía hasta que presencié desde lo lejos sobre mi bicicleta una fuerte discusión en el campo de su familia mientras paseaba con mi bicicleta, una gran riña que terminó a golpes. — ALBERTO…— mi grito apenas audible se podía sentir, sin embargo fue ignorado por Alberto, llamando la atención equivocada, su hermano me miraba con intensidad, mirada que Alberto nota y nos mira a ambos con enojo. — ¿Qué haces aquí Emilia? — Tenía solo 14 años cuando esto paso. — ¿Estás bien? — Me acerco a él notando los golpes en su rostro. Alberto me mira y luego a Aurelio quien aún nota mis movimientos. — Estoy bien, regresa a tu casa, este no es lugar para ti, ve, pasaré mas tarde a visitarte. Asiento como una tonta, vuelvo a mi bicicleta y antes de subir en ella lo noto, una vez más esa mirada que me incomoda, puedo notar que al alejarme Alberto se ríe, no se de que hablan ya que estoy a distancia, pero noto como Aurelio lo toma de la camisa y lo golpea arrojándolo al suelo, no puedo entender su indiferencia, Aurelio se marcha enojado y Alberto no deja de reírse de su actitud. Una escena bastante confusa a mi parecer, Pero no le tome mucha importancia, los hermanos discuten, era mi pensar y ver qué desde ese instante Alberto cambió mucho conmigo no me importaba, aunque notaba a su hermano en ocasiones en el campo, en la escuela, o me tropezaba con él en ocasiones, no sentía más que un incomodo rechazo que no podía entender, quizás porque ya me había ilusionado con una historia que cree en mi cabeza con su hermano o porque notaba lo solicitado que era ante muchas mujeres que morían por estar con él, no lo sé, Pero Alberto era el príncipe de mi historia.
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