Abro los ojos con la boca echa agua y un cóctel de gases gástricos en mi estómago. Casi no me da tiempo de llegar al baño y vomitar. «Oh, Dios, que mal». Me llevo la mano al vientre y suspiro. «Por favor, pórtate bien o papi se dará cuenta antes de que pueda encontrar el momento de decírselo». Me pongo de pie con rapidez y voy al lavabo. Me lavo los dientes y la cara y me hago una coleta. Estoy muy pálida y me siento muy débil. Sin embargo, debo ir al trabajo si no quiero que Oliver llame al doctor y descubra que no incubo un resfriado, sino que incubo un mini Hazard. Salgo del baño y me dirijo a nuestra habitación. Le miro dormir. Mi hombre es perfecto, pero no sé cómo se tomará la noticia de ser padre de nuevo. Y mi Pitu, ella nos necesita tanto... Tengo miedo d