Coraline y Violeta se habían quedado de acuerdo al investigar y guiarse por el mapa de Caxza, de que ella llegaría a través del bosque, al ser que venía a pie con rapidez y agilidad, al ser una chica vampira, por suerte Coraline le hablo del sitio secreto, entonces solo estacionaria el carro donde siempre, al ir por el km 14.
Al llegar al sitio solo bajo del automóvil, vería a su amiga donde Coraline le indicó que la esperara, al ser que Violeta utiliza un celular satelital que obtiene señal en todo lugar, que es como pudo avisarle ella a Coraline. En eso que va caminando guiada, yendo por el mismo sendero de siempre, cuando quiere ir directo a esa parte del bosque continua caminando, al pisar tantas hojas que han caído de los árboles, que de alguna forma se siente algo acolchonado, en eso Coraline se detiene y llega, solo mira sobre las hojas al ser otoño, una mochila grande en color lila, es cuando mira hacia arriba, imagina que su amiga se encuentras entre los árboles y solo tiene una opción, gritar su nombre en ese gran bosque, no sabe si quizás las oía, sabe que los vampiros tienen un buen oído y quizás las escuche en cada grito al decir su nombre.
—¡Violeta! ¡Violeta! ¡Ya llegué! ¡Violeta, Violeta!
En ese instante que vuelve a gritar nuevamente su nombre, es cuando no sabe cómo sus oídos pueden escuchar tanto el sonido de las aves, al creer que no grito demasiado para estar molestando a los animales que se encuentran en el bosque, y aún más extraño como su olfato perciben un olor agradable, al ser que Coraline a olido antes el perfume que utiliza Violeta, uno que no es de su agrado, siendo que la hace sentirse mal, su perfume le recuerda mucho cuando Coraline de niña se encontraba encerrada dentro del auto de tía Agatha, cuando tiene cerrado las ventanas de su auto y solo huele a lavanda, muy común al perfume de Violeta, pero aunque sabe la razón del porque su tía lo hace, aparte que viven en una ciudad muy grande, al ser que ella respeta y mantiene todo por seguridad para los niños y tanto para los adultos, mantener las ventanas cerradas, porque los niños tienen la costumbre de sacar el brazo o la cabeza y que es peligroso en la ciudad, causaría un accidente o algo peor, un robo, porque si una estuviera abierta es como invitar al ladrón, en cambio recordar que de niña viajar con tía Agatha era igual mantener las ventanas cerradas y soportar ese olor lavanda del interior del auto, que descubrió ella de palabras de su tía que mantener cerradas las ventanas del carro es como se obtiene más velocidad, en cambio sí se encuentran alguna o varias de ellas abiertas iría más lento, en eso ve bajar de uno de los arboles a Violeta con rapidez, mientras sentía el aire y extrañamente el aroma del perfume de Violeta, le agradaba como ese olor a cítrico y muy raro para ella, en eso olvida eso.
En ese instante que se ven las dos frente a frente, ver a su mejor amiga Coraline con una coleta de caballo, solo sonríe al saludarla y es como en ese momento se abrazan, pero para esa joven vampiro de cabello azabache largo suelto a los hombros, que trae parte de su pelo al estar peinada con una coleta a la mitad, siente Violeta una calidez de la temperatura que trasmite Coraline, al abrazarla, que combinan tanto el frio como el calor, algo que no es común, mejor dicho nunca lo había experimentado en algún humano, al contrario es extraño, tanto para Violeta como para Coraline, que siempre en cada abrazo siente el frio de su amiga Violeta, que esta vez no le hace sentir aquel frio que cala en todo el cuerpo, esta vez quizás suene extraño, pero se siente bien, en eso se separaban y se miran la primera en decir algo es Coraline.
—Violeta llegaste ¿Cómo te sientes?
—Muy bien amiga. —responde ella al tomar su mochila al cargarla.
—No se te hizo complicado llegar.
—Al principio un poco, pero ya sabes, siendo vampiro no es tan complicado viajar, pero mejor dime como es vivir con tía Agatha.
—Muy bien, después de la muerte de mis padres fue increíble quedarme con ella, solo las dos vivimos en la misma casa, la prepa es genial y algunos amigos que he hecho.
—Sí que bien siento la perdida de tus amigas.
—Gracias.
—Veo que esa parte la llevas bien, —dice Violeta a lo que solo asiente Coraline. —Veo que el bosque es grandísimo y muy hermoso, crees que este el mismo bosque tenga la forma de que pueda trasladarme a otras a partes.
Coraline solo mueve la cabeza, Violeta no ha cambiado que, aunque sea una vampira, tiene demasiada imaginación dentro de ella, por algunos relatos que ha escuchado tanto de boca de sus padres de ella, como las misma que le han contado la misma Violeta, comprendió muy bien cuidando el secreto de su mejor amiga, pero creer que las puertas de árboles, tierra o cualquier cosa, sea posible trasportarse a otro lugar, respeta mucho a su amiga, pero no cambia su opinión a que eso es posible en la vida ordinaria, común y enlazado con la vida cotidiana, solo puede decir que no es posible.
—No lo sé, pero debo contarte que donde estamos siempre venía con mis amigas a divertirnos.
—Entiendo, bueno me gustaría saludar a tía Agatha. —dice Violeta rápido, porque no fue un presentimiento o sintió por un momento que el aire fluyo de una forma que debió ser, acaso, en si no está segura, pero le hace pensar no era solo aire, sino un tipo de atmósfera con la presencia de pensamientos propios de Coraline.
—Si también ella quiere verte. —responde Coraline.
En eso comienzan a caminar, alejándose de esa área en la que se encontraban hablando de otras cosas, pero Violeta decidió no hablar nada de lo diferente que está Coraline, y menos de todo lo que siente y ve en ella mientras hablan, recorriendo el camino hasta llegar al automóvil.
—Entonces como dice sus padres, son los que decidieron entregarte el auto a ti así nomás. —le dice Violeta.
Mientras Coraline tenía abierta ya la cajuela del carro y Violeta metía su mochila.
—Algo así, pero Nadia me comento, —entraron ambas dentro del auto. —Que a sus padres les causa dolor ver el auto.
—Es cuando te dijo que ella quiso este auto, pero no se lo permitieron.
Asiente Coraline al comenzar a manejar el yugo, saliendo de donde estaban, mientras van ella dice:
—Es como quedamos las dos de acuerdo que cuando este en la preparatoria le entregaría el auto.
—Coraline eso es algo muy bueno.
—Gracias, porque te diré fue una gran sorpresa.
—Pues claro, como no puede ser una sorpresa, si también dices que te regalo un cofre.
—Claro es lo que también quiero mostrarte.
En eso que van por las calles, mira por la ventana Violeta las diferentes tiendas, negocios y personas en la calle.
—Aun sigues trabajando en la pizzería.
—Si continuo ahí, no hay problema que te quedes sola con mi tía en la casa, por lo que al rato iré a trabajar.
—Claro no hay problema, que crees que vaya a quererla morder. —dice Violeta con algo de risa.
También ríe Coraline.
—No es eso, —aunque en su interior lo pensaba. —El problema es que te comiences a aburrir.
—No te preocupes, me gustaría estar platicando con Agatha y mañana es tu cumpleaños, pero dime como está tu primo Shaun.
Mientras se encuentra aun manejando Coraline por las calles, sonríe creyendo que tardaría en preguntar por él, sabe que desde que lo conoció Violeta le agrado, que hasta le gusto su primo, al fantasear que si fuera el un vampiro ella lo enamoraría de tal forma, pero siendo un humano no se atreve, pero eso no cambia su actitud, cuando hay ocasiones en las que coquetea con él, al decir que nunca se ha besado con un humano.
—Él está muy bien, ya sabes trabajando en la veterinaria, —estaban por llegar a la casa. —Pero siento decirte que ya tiene novia y es una chica pelirroja. —dice Coraline, al voltear a ver a su amiga que nota que no se entristece y solo vuelve a mirar de frente.
—Qué bueno, se nota que le gustan las pelirrojas y tú ya tienes novio.
—No, sabes bien Violeta que me gusta estar soltera, los acuarios somos libres.
En eso Violeta medio ríe al decir:
—Coraline cuando meros lo esperes no lo evitaras.
—No lo sé, pero si sucede pensare en ti, —dice Coraline al cambiar de tema. —Ahora que me acuerdo, la veterinaria tendrá un festival de adopción de caninos y gatos espero aun estés saca.
—Tal vez, no sé. —responde Violeta.
En eso que continúan hablando llegan y entran hasta la cochera de la casa, hasta que detiene el yugo y bajan ambas, riendo al estar hablando de la familia de Violeta. En eso Coraline abre la cajuela y es como Violeta toma su mochila y solo entran a la casa.
—Chicas ya llegaron, Violeta no has cambiado. —dice tía Agatha.
En eso las dos se abrazan y se saludan con alegría.
—Tía, llevare a Violeta a su habitación.
—Si para que almuercen algo.
Ambas responden al unísono:
—Si.
Y solo suben por las escaleras y es como ambas se dirigen a la habitación de huéspedes, la cual abren y entran, al dejar Violeta su mochila y ver un cuarto sencilla, en un color claro y neutro, con una cama y amueblada, en eso ella está mirando por la ventana al decir:
—Coraline, sobre lo que me dijiste la otra vez sigues sintiéndote así.
Coraline siempre ha confiado en Violeta demasiado, y ahora más de algún modo ella tiene miedo, más que eso no confía en sí misma y la única persona que puede saber lo que le sucede es su mejor amiga.
—Un poco, pero estas últimas semanas me he sentido, no sé cómo decirlo, diferente, sería la palabra correcta, no lo se te diría que, aunque como bien, pienso que algo falta y cuando estoy en los salones de la escuela o en lugares con demasiada gente, es como si me trasportara y solo fuera algún tipo de visión, también como si mi garganta ardiera y sintiera hormigas, recorrer mi cuerpo que me exige, no sé lo que me exige, no lo entiendo.
Piensa Violeta en algo, pero decide decir:
—Me gustaría conocer la colina donde hallaron a tus amigas.