Mateo El piso de cemento, las paredes de ladrillo blanco, el pequeño ventanal de vidrio tintado que siempre deja del otro lado algún oficial, ¿Cuántas veces estuve aquí? No tantas, ya que no es mi rubro en sí, pero algún que otro caso tome para ayudar amigos. Ahora el que necesitaba ayuda era yo, ayuda porque los oficiales que me trajeron eran buenos, empáticos, pero el jefe no lo era, él conocía al padre de Mía y apenas llegué había desplegado muchas fotos de ella, fotos donde aparecía golpeada en varios sectores, ¿Cómo lo había hecho? No lo sabía, a decir verdad, no tenía idea en qué terminaría todo esto. Habían dejado el vaso de agua, tratando de intimidarme, ponerme nervioso, sabía que me observaba del otro lado del vidrio, pero no me importaba, solo quería hablar con Sam. La puert