Sam El viaje fue ameno, nos encontrábamos sentados uno al lado del otro, con las manos entrelazadas mientras el avión despegaba destino a casa, en unas semanas sería navidad, esa fiesta donde la familia se reunía a compartir, desear cosas buenas para los suyos y los otros, para luego irnos a dormir y despertar al otro día para abrir los obsequios. Siempre nos juntábamos todos, mi abuela Emma ponía su gran casa y todos participamos en una enorme mesa llena de distintas exquisiteces que, por supuesto cada uno llevaba, el plato principal a cargo de ella, nuestra anfitriona, la que faltaría este año, la que nos dejó un gran vacío en el pecho. Era raro todo, no sabía cómo lo manejaríamos ahora, por decisión de todos los hermanos y mi abuelo, la casa Hamilton principal había quedado para Nat
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