Capítulo 10-Embalaje

2514 Words
(Max pov) Después de reunirme con Mitchell no pude evitar sentir una nueva sensación de felicidad que parecía apretarme el pecho y hacer que mi estómago se enrollara... me pidió mi número. Quiere volver a verme y mantenernos en contacto. Esto era territorio desconocido para mí y estaba tratando de no volverme loca. Honestamente, pensé que después de hoy nunca volvería a ver a Mitchell y que él seguiría con su vida como lo hacía antes, pero no... él quiere seguir en contacto y Leon es su maldito tío... ¡¿qué probabilidad hay?! Así que podría venir a visitar en algún momento. Desde que conocí a Mitchell ayer, juro que no pude evitar que las mariposas revolotearan en mi estómago... solo con un toque de Mitchell, automáticamente mis rodillas se convertían en gelatina. Nunca he sentido algo así... ni siquiera antes de que pasara todo con mi papá. Quiero decir, tenía pequeños enamoramientos de vez en cuando, pero nada como esto. Lo más cerca que estuve de tener novio fue Peter Chapman. Lo conocía desde la escuela primaria y un día, después del partido de fútbol de la escuela secundaria, se acercó a mí y me besó de forma aleatoria, me sorprendió. No llevó a nada y él terminó saliendo con una chica llamada Amber dos días después, pero eso es lo más lejos que he llegado con un chico, aparte de abrazar a amigos. Así que, con Mitchell, esto es todo nuevo y siento que mi corazón late cada vez que pienso en él, lo cual ocurre bastante a menudo debo admitir... Antes de que pudiera siquiera despedirme, Mitchell acabó llamando diciendo que estaba enfermo y no iría a la escuela, lo cual no me emocionó mucho... temía que se metiera en problemas, pero se ofreció a ayudarme a empacar y pensé que eso fue realmente amable... así que no pude rechazarlo. No sé qué me pasó, pero dije que sí, y ahora él estaba en mi habitación ayudándome a empacar las pocas cosas que tengo. Incluso llamó a su tío y le contó cómo me conocía, luego salió y pareció tener una conversación bastante larga con él. Me pregunté de qué estaban hablando y simplemente lo atribuí a ponerse al día. —¿Pintas? —Mitchell preguntó de repente, sacándome de mis pensamientos mientras giraba la cabeza hacia él y notaba que había encontrado algunas de mis viejas pinturas. Casi me olvido de ellas, las tenía guardadas al fondo de mi armario detrás de unas cajas con las cosas de mi papá. Mi mamá se deshizo de muchas de sus cosas porque le resultaba demasiado difícil tenerlas en la casa, así que guardé algunas de sus camisas y fotos allí. Guardé un par más en mi teléfono que siempre repaso todas las noches antes de acostarme, pero eso es todo lo que tengo aparte de las dos que están en esas cajas. —Umm, solía hacerlo... ha sido difícil desde que mi papá falleció —expliqué, preguntándome por qué le confesé eso a él. Ni siquiera se lo he dicho completamente a mi mamá... solo adivinó porque nunca me vio pintando más. —Guau, Max, eres realmente buena —exclamó, sus ojos deteniéndose en una imagen en particular. Era una pintura del bosque con un lobo n***o aullando a la luna. Decidí pintar esta escena después de presenciarla con mis propios ojos... fue increíble... aún recuerdo ese día claramente. Estábamos en nuestro viaje de acampada anual y por alguna razón me desperté en medio de la noche, sin poder dormir. Así que salí sigilosamente de mi tienda de campaña y caminé hasta el lago que no estaba demasiado lejos. Nunca me sentí asustada en estos bosques... de hecho, se sentía como un segundo hogar para mí. Estaba sentada en una roca cuando noté a un lobo n***o a pocos metros de distancia. Por alguna razón no sentí miedo, el lobo y yo solo nos quedamos mirándonos durante unos minutos y luego mi mamá me llamó y volví. Esa noche siempre se quedó conmigo... aún lo hace hasta el día de hoy. —Gracias. —Fue lo único que pude articular en respuesta, sintiéndome un poco incómoda y sin saber qué decir exactamente. —Quizás algún día puedas pintarme algo —susurró Mitchell, sus ojos ahora clavados en mí intensamente, haciendo que mi estómago se revoloteara. —¿Tú... tú quieres que te pinte algo? —balbuceé, mis ojos azules mirando fijamente los suyos. —Me encantaría eso, Max —dijo cálidamente, haciéndome sonreír mientras asentía con la cabeza, y por primera vez en dos años, de repente sentí la urgencia de pintar. ¿Qué estaba haciendo este chico conmigo? —Lo intentaré cuando llegue a Nueva York. ¿Dijiste que visitas a menudo? —No quería sonar demasiado ansiosa, pero solo la idea de volver a ver a Mitchell me emocionaba. —Sí, así que no pienses que te puedes deshacer de mí tan fácil, ¿de acuerdo? —bromeó, haciéndome reír mientras sonreía para mí misma y seguía envolviendo un par de globos de nieve que mi papá me compró. De repente, hubo un suave golpe en la puerta, haciendo que Mitchell me diera la espalda mientras iba a abrir. Me sorprendió lo cómodo que se sentía aquí ya. —¡Hola, tío Leon, casi hemos terminado! —anunció, haciendo que parpadee mientras veía a Leon entrar en la habitación y mirar entre las cajas que ya habíamos empacado. Noté la forma en que le dio palmaditas cariñosas en la espalda a Mitchell antes de dirigir su mirada fría hacia él. —Gracias, chico, por ayudar a Max. —Sonrió suavemente y Mitchell lo devolvió, pero su sonrisa no llegaba del todo a sus ojos, haciendo que una punzada de tristeza me recorriera—. Tu mamá acaba de ir corriendo a la oficina del administrador del apartamento para llenar algunos papeles —explicó León y yo asentí con la cabeza suavemente. —¿A qué hora se van ustedes de aquí? Quizás todos podamos salir a almorzar antes de que se vayan —dijo Mitchell con esperanza en su voz y yo no pude evitar sentir lo mismo. Ir a almorzar con Mitchell suena genial. —No tendremos tiempo, los empleados de mudanza llegarán en media hora y luego iremos al aeropuerto. Lo siento, Mitch... —León parecía realmente apenado mientras fruncía el ceño y su boca se mostraba en un ceño fruncido. —No hay problema... ¿Estás seguro de que no quieres que los lleve? —Ofreció, bueno tal vez suplicó. Debe estar muy cerca de su tío y quiere pasar tanto tiempo con él como sea posible. Sí, eso tiene que ser. —De hecho, tu mamá llamó, te quieren allá después de esto. —Leon informó a Mitchell, sonaba serio y de repente mi estómago se hundió. Espero que Mitchell no se meta en problemas por faltar a la escuela... ¿su mamá se enteró por la escuela? —De acuerdo, solo voy a ayudar a Max a terminar y luego iré para allá —respondió tranquilamente... sin parecer afectado en lo más mínimo. En ese momento el teléfono de León comenzó a sonar y él rápidamente lo levantó hasta su línea de visión antes de escanear la pantalla. En segundos su actitud cambió cuando una mirada de desaprobación se cruzó por su rostro, haciéndolo suspirar profundamente antes de excusarse y salir de la habitación. —Mitchell, no te meterás en problemas por mi culpa, ¿verdad? —susurré nerviosamente antes de morderme el labio y mirar hacia abajo a mi regazo. Antes de que Mitchell respondiera, sentí que se acercaba a mí mientras se arrodillaba repentinamente frente a mí y extendía la mano, sujetando mi barbilla suavemente. —Hermosa chica, no te preocupes por mí, ¿de acuerdo? Conozco al director, es amigo de la familia. —Sonrió, haciendo que su piercing labial se moviera mientras mis ojos se desviaban rápidamente hacia su boca. El impulso de alzar la mano y tocarlo surgió en mí mientras estas extrañas emociones seguían sorprendiéndome. Nunca había visto a un chico lucir tan bien un piercing en el labio como lo hace Mitchell... es tan malditamente guapo y la forma en que sus mechones azules se mezclan con su cabello castaño, lo hace lucir tan sexy. Espera... ¿en serio acabo de pensar eso? Sentí cómo mis mejillas ardían rojas mientras Mitchell lentamente inclinaba mi cabeza hacia atrás, sus ojos quemándose en los míos mientras tragaba saliva con dificultad. —¿Y si te dijera que realmente quiero besarte? —Respiró, su boca a escasos centímetros de la mía mientras su cálida respiración me rozaba, haciéndome estremecer—. ¿Puedo besarte, Max? —preguntó, haciendo que mis labios se separaran mientras asentía lentamente con la cabeza, sintiéndome atrapada en algún tipo de trance, sin poder creer que acababa de asentir con la cabeza. Pero quería que él me besara... mucho. Observé cómo Mitchell se acercaba, sus ojos fijos en mis labios y fue entonces cuando cerré los ojos. Juro que mi corazón estaba a punto de salir disparado de mi pecho mientras sentía cómo sus labios suaves rozaban los míos. Fue como si miles de fuegos artificiales estallaran dentro de mí. Mi cabeza comenzó a girar mientras levantaba las manos, agarrando la camisa de Mitchell mientras él presionaba sus jugosos labios contra los míos. Sentí como si de repente estuviera envuelta en un torrente de pasión mientras me sumergía más y más en el tacto de Mitchell, dejando que el sentimiento dentro de mí me consumiera por completo. Las manos de Mitchell se deslizaron hacia arriba, sus dedos entrelazándose en mi cabello mientras lo escuchaba gruñir en mi contra, lo que me hizo gemir. ¡¿Qué diablos me pasa?! ¡Acabo de conocer a este chico ayer! De repente me aparté, la neblina desapareció cuando la realidad golpeó y rápidamente me tapé la boca en estado de shock. —L-lo siento, n-no suelo hacer eso —balbuceé, sintiéndome como una idiota, justo cuando las palabras salían de mí. Sentí como si ni siquiera pudiera mirar a Mitchell a los ojos... sintiéndome avergonzada por mis acciones cuando de repente oí una risa baja antes de que Mitchell alzara la mano y agarrara mi muñeca, apartando mi mano de mi boca. —Max, mírame —susurró, haciendo que apartara los ojos hacia su rostro mientras veía una sonrisa tonta llenándolo ahora—. Sé que no eres ese tipo de chica... y para ser honesto, ese fue mi primer beso —declaró, haciendo que yo jadeara un poco demasiado dramáticamente. ¡¿Su primer beso?! ¿Cómo diablos es eso posible? Mitchell es un maldito dios... es tan guapo y he escuchado lo que las chicas de la escuela dicen de él. No me di cuenta de quién era cuando lo conocí por primera vez, pero después de que el nombre hizo clic, me di cuenta de que era uno de los chicos más populares de la escuela y todas las chicas querían estar con él. —¿Es eso tan impactante? —Se rio, haciendo que yo asintiera con la cabeza, lo que lo hizo reír aún más fuerte. —Simplemente eres... increíblemente atractivo —confesé, diciendo lo obvio mientras lo veía ahora sonreír con arrogancia. —¿Piensas que soy atractivo? —Mitchell bromeó, haciendo que frunciera el ceño y lo golpeara juguetonamente en el pecho. —Vamos, tienes que saber eso... solo pensé que ya habrías besado a muchas chicas a estas alturas —murmuré, la simple idea provocando un ataque de celos que no me gustaba. ¿Por qué eso me pone celosa? —No, solo a ti. —Sonrió, haciendo que mis mejillas se enrojecieran mientras mi estómago daba vueltas incontrolablemente. —Bueno... solo había tenido un beso antes... no fue realmente un beso, más bien una sorpresa... y definitivamente no fue como... eso... —murmuré, haciendo que Mitchell se acercara más a mí mientras su mano llegaba a tocar mi mejilla. —Ningún otro beso será como ese. Ni como este —susurró antes de inclinarse y reclamar mis labios una vez más. Esta vez envolví mis brazos alrededor de su cuello y me incliné hacia él. Las mismas chispas como antes bailaron sobre mi piel mientras los labios de Mitchell se deslizaban contra mí. Sentir el metal de su piercing en el labio era una sensación que me gustaba bastante, ya que rozaba mi piel, haciéndome cosquillas. Tenía un sabor tan dulce, y por un momento me pregunté si llevaba algún tipo de bálsamo labial con aroma... sabía increíblemente bien. Sentí su lengua deslizarse por mi labio inferior mientras gemía suavemente, lo que provocó un profundo gruñido que salía de su pecho y juraría que mis bragas se empaparon instantáneamente, sorprendiéndome por completo... ¡Dios mío! ¿Qué acaba de pasar? Justo cuando realmente estaba metida en ello, hubo un fuerte golpe en la puerta, lo que me hizo saltar de sorpresa mientras Mitchell miraba hacia la puerta completamente molesto. —¿Qué pasa, tío Leon? —gruñó él, haciéndome tapar los ojos con las manos de vergüenza. ¿Cómo sabía él que era su tío y no mi mamá? —Los mudadores llegarán en quince minutos, así que mejor terminas pronto, Mitchell —nos informó Leon, pronunciando el nombre de Mitchell de manera más seria de lo que había escuchado antes. —Entendido —respondió Mitchell antes de soltar un profundo suspiro—. Ven aquí —susurró, sus manos buscándome mientras me abrazaba cálidamente—. Quiero que me llames tan pronto como te instales, ¿de acuerdo? Y Max... mantente alejada de Noah. Si te causa algún problema, solo dímelo y yo me encargaré, ¿de acuerdo? —explicó, y yo asentí con la cabeza. ¿No le agradaría Noah? Quiero decir... estoy entrando en su casa y molestando un poco, así que tal vez debería simplemente no interponerme en su camino—. Joder, ¿por qué ya te estoy extrañando como loco? —Suspiró, haciendo que mi corazón doliera mientras me apartaba para mirarlo. ¿Estaba sintiendo lo mismo que yo? —Yo también te voy a extrañar —confesé, haciendo que se inclinara mientras me daba un beso en la frente, dejando su boca apoyada contra mí durante unos minutos antes de inhalar profundamente y alejarse. —Nos veremos pronto... y quiero que me llames cuando quieras, ¿vale? Sin importar la hora... en serio, Max —dijo firmemente, y yo asentí con la cabeza haciéndolo sonreír dulcemente hacia mí—. Buena chica, ahora terminemos de empacar antes de que mi tío entre aquí y me parta la cara. —Guiñó el ojo, haciendo que mis mejillas se sonrojaran y asentí una vez más... sí, creo que estoy completamente sin palabras... ¡¿qué demonios acaba de pasar?! ¿Y por qué se siente como si Mitchell fuera ahora mi novio? Vaya... qué día hasta ahora... no puedo esperar a ver qué sucede después.
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