Me acerco a ella de forma cautelosa, la sujeto por su cuello y comienzo a besarla de forma lenta y tortuosa. Samanta gime en medio de un fogoso beso, sube sus manos a mis hombros mientras yo la cargo. Sus delicadas y esbeltas piernas enrolla en mi cintura, camino a la cama y la recuesto allí, luego me levanto y la observo, realmente la mujer es bella, no pareciera tener los 40 años que tiene, su diminuta cintura, su rostro fino, y toda ella puede poner a un hombre de rodillas sin dudarlo. Comienza a tocarse llevada por la lujuria, no evito sentir cosas dentro de mis piernas. Sonrío de lado, y me doy media vuelta.
-Williams ¿Qué estás haciendo?- sigo caminando hacia la puerta -¡Williams detente! O juro por Dios que…-
-¿juras por Dios qué Samanta?- me volteo en seco y la miro con ira -¿Pensaste que vendría hasta acá a ser tu juguete? ¿Creíste que llegaría aquí y te vería así, e inmediatamente comenzaría a azotarte, golpearte para que sintieras placer y luego follarte hasta el cansancio?- la mujer está sin palabras.
-Pensé que eras un hombre Williams- espeta con molestia.
-Y si lo soy, pero no necesito llegar a esto para demostrarte tal cosa. No soy tu sumiso, y si consideras que ser un hombre es dejar que yo te haga todo esto, estás muy enferma de la cabeza - me doy la vuelta y camino hacia la puerta para salir de este lugar.
-Williams, Williams- la escucho gritar como loca mientras cierro la puerta y salgo por el pasillo por donde entre. Eso era lo que quería desde el principio. Si Samanta creyó que podría tratarme como un niño, y arrastrarme a esta vida, pues conmigo se equivocó. Soy tramposo, he jugado sucio, incluso en el mundo donde trabajo he realizado mis trampas. Pero ¿convertirme en el sumiso de una mujer por placer? Esta loca si cree tal cosa de mí. El día que me rinda a una mujer y hasta llegué a caer de rodillas ante ella, será únicamente por amor.
Voy a mi auto y lo enciendo, sin pensarlo dos veces arrancó a toda velocidad en busca de un lugar para despejar mi mente. Estoy molesto, necesito relajarme un momento. Sé que Samanta no se quedara con esta, invoque al diablo en forma de mujer, eso lo tengo bien claro.
Llego a un bar, y sin pensarlo mucho entro en busca de una cerveza. Está un poco lleno, la música es agradable y el ambiente es relajado, noto estando una vez dentro que es un bar de música, de esos donde las personas tocan y cantan en vivo, hasta noto que hay un letrero que dice “Noche de Karaoke los sábados y domingos” no es que no me agrade, pero suelo ser más inclinado a la música clásica. Hay un pequeño escenario con varios instrumentos. Sigo bebiendo de mi cerveza ido en mis pensamientos. La melodía del piano comienza a sonar, todos aplauden y silban eufóricos porque de seguro que el show está por comenzar, estoy de espaldas al escenario, sentado en la barra terminando de tomarme mi cerveza para irme a casa. Justo cuando me dispongo a levantarme la voz que escucho me hacen detener en seco.
I heard that you're settled down
That you found a girl and you're married now
I heard that your dreams came true
Guess she gave you things, I didn't give to you
Old friend, why are you so shy?
Ain't like you to hold back or hide from the light
Es la chica que me llevo mi cena la otra noche, es la misma que me atendió hoy en el restaurante y es la misma voz que me ha estado siguiendo desde aquella noche. Está tocando el piano con tanta pasión y amor, la veo con sus ojos cerrados mientras canta la letra de la canción con tanto sentimiento. Y justo cuando va a entrar en el coro, todos comienzan a cantar junto con ella.
Never mind, I'll find someone like you
I wish nothing but the best for you, too
"Don't forget me, " I beg
I remember you said
"Sometimes it lasts in love, but sometimes it hurts instead"
"Sometimes it lasts in love, but sometimes it hurts instead"
Todos aplauden, silban y disfrutan de la excelente presentación que esta haciendo esta mujer, que sin duda para mí es un enigma. La forma tan sutil y delicada con que toca el piano, su postura y su excelente pronunciación me dan a entender que no aprendió sola lo que hace, ella tuvo sin duda alguna a los mejores maestros para qué la guiarán y enseñarán, y ella tuvo que nacer con ese don de cantar. Pero ¿Cómo es que es mesera en un restaurante? ¿Cómo es que reparte comida? Mi curiosidad ha aumentado sin duda alguna por ella, y de aquí no me iré hasta saber más.
La forma en que su voz cambia de aguda a grave, los melisma que hace, y la forma en que su voz se vuelve soprano y contralto mientras canta la canción me hacen admirarla.
Unas notas más, un último coro y termina. Todos se colocan de pie para aplaudir semejante presentación tan limpia. Yo me uno a los plausos y lo hago también, la verdad no pensé que la joven en el escenario, vestida con una chaqueta de cuero n***o, un vestido debajo color rojo largo, un sombrero n***o combinado con sus botas negras, fuera a tener semejante voz y talento. La veo bajar con una gran sonrisa del escenario mientras se acerca a un hombre de mi edad, quien la recibe en sus brazos mientras la carga y la llena de besos en la cara. Ella lo recibe gustosa y se ríe mientras esté la coloca en el piso, se nota que hay amor en su mirada. Tenso mi postura, aprieto mi mandíbula y me dispongo a irme del lugar, vi suficiente y eso me basta. Camino a paso rápido apartando mi vista del escenario donde está de seguro estará aún con ese hombre, y justo cuando iba a salir del lugar, siento que me dan un leve golpe en la espalda.
-Señor Parker, que gusto verlo por acá- volteo en seco al reconocer la voz. Volteo, y la miro sonriéndome de forma amigable, y no noto su acompañante.
-Disculpa ¿te conozco?- no puedo evitar dejar salir mi lado patán.
-Espero que sí, es usted el hombre que atendí hoy en el Eleven Madison Park temprano- la veo escudriñarme con sus hermosos ojos almendrados.
-¿Eras la mesera?- que idiota.
-Soy muchas cosas Señor Parker- se ríe y sale del lugar dejándome aun dentro. La sigo hasta la calle.
-Ya te recuerdo, Isabella ¿correcto?-
-Aja- es lo único que me dice mientras sigue caminando.
-¿A dónde vas?- le pregunto parado en medio de mi auto.
-A casa- me sonríe para luego seguir caminando.
-Puedo llevarte si gustas- ella se voltea, camina hacia donde estoy y se posiciona justo al frente de mí.
-No me subo en autos con desconocidos-
-Williams Parker, un placer- le extiendo mi mano.
-Isabella, un placer- me estrecha la mano, no quiere decirme su apellido, así que la veo con una ceja alzada -Solo Isabella- me sonríe.
-Muy bien, Isabella, solo Isabella, quieres pasar nuevamente a tomar algo, o quieres te lleve a casa- la veo morder su labio inferior mientras me mira con diversión.
-Podemos pasar y tomarnos una cerveza- camina y vuelve a entrar al lugar, y vuelvo yo a irme detrás de ella.
Entramos nuevamente al bar y la veo sonreír y responderle a las personas que la felicitan por su interpretación. Voy detrás de ella, se sienta en una de las mesas un tanto alejadas de todos y yo hago lo mismo.
-Dos cervezas o ¿prefieres el Vino de Rioja Alta?- me mira con burla, una sonrisa se dibuja en mi rostro.
-Por esta noche, solo cerveza- la veo ensanchar su sonrisa, levanta la mano y un chico se nos acerca.
-Dos cervezas Oliver por favor-
-Con gusto Isa- este se va dejándonos solos.
-Bueno, felicidades por tan excelente interpretación, lo hiciste muy bien Isabella- sus ojos se iluminan.
-Gracias Señor Parker- está jugando con mi paciencia al llamarme así, lo veo en sus ojos grandes almendrados. Solo por esta vez se lo dejo pasar.
-Aquí tienen- el chico nos deja ambas cervezas y se va dejándonos solos nuevamente.
-Entonces, cuéntame ¿a qué te dedicas?- pregunto.
-Bueno, ya sabes, un poco de esto- señala el lugar -un poco de aquello, hago muchas cosas-
-Interesante- tengo que ir con cuidado, sé que me oculta información, pero como buen abogado, lo voy a descubrir.
-No me mires así, si quieres saber algo de mí, simplemente pregunta- esa declaración me hacen ahogarme con mi cerveza. ¿Acaso pudo notar mis intenciones? Vaya, eso nunca me había pasadoy---¿Estás bien?- me pregunta alarmada y con algo de risa.
-Sí, descuida. Solo que me sorprendiste- me limpio la boca con la servilleta de la mesa.
-Ay, vamos Señor Parker, usted es Abogado, es obvio que se muere por saber más de mí, pero lo dejaré con la intriga, hasta que sea digno- le da un trago a su bebida, yo sonrío de lado y me preparo para el juego que esta niña quiere jugar.
Al terminar nuestras cervezas, nos levantamos del lugar y caminamos hacia afuera nuevamente.
-¿Quieres que te lleve Isabella?-
-Realmente no Señor Parker, puedo irme por mi cuenta-
-Entonces fue un placer conocerte y compartir contigo un momento agradable- le extiendo la mano y ella la estrecha con sospecha.
-Igualmente Señor Parker- cuando Isabella suelta mi mano, siento un profundo dolor en mi cabeza que me hace desestabilizar de inmediato.
-Williams ¿Estás bien?- escucho la voz de Isabella a lo lejos, mis manos sudan, mi corazón está acelerado, mi cabeza duele como si fuera martillada de seguido, siento que me voy a desmayar e Isabella lo nota, se acerca hacia mí y me sostiene como puede, es pequeña y delgada, yo soy muy alto y pesado, y estando así soy el doble de eso.
-Llévame al auto por favor- le pido en un lamento, como puedo camino con la ayuda de ella hacia donde está estacionado mi auto, quito la alarma e Isabella me sienta en el asiento del copiloto.
-Williams hay que llevarte al médico, está mal. Rayos ¿Qué te sucede?- sus pequeñas manos tiemblan buscando en su bolso su teléfono, la detengo.
-Tranquila, ya se me pasará- hablo con los dientes apretados, luego siento que el vómito se me sube y sin poderlo detener vomito en la acera mientras Isabella me da espacio, me siento débil, y cuando iba a decirle algo, mi vista se vuelve negra, dejo de oír todo por completo y mis ojos se cierran llevándome a una profunda oscuridad.