El fin de semana llegó y la mansión Vanderbilt se llenó de una atmósfera alegre y relajada. Dorothy había decidido que era el momento perfecto para una reunión familiar en el jardín, aprovechando el buen tiempo. Todos estaban emocionados por la idea de pasar un día al aire libre, disfrutando de juegos y buena compañía. El jardín estaba decorado con mesas llenas de comida y bebidas. Blair corría de un lado a otro, su risa retumbaba en el aire mientras jugaba con algunos de los niños del personal. Dorothy estaba sentada en una cómoda silla bajo la sombra de un árbol, observando a todos con una sonrisa de satisfacción. —Blair, ven aquí, cariño —llamó Dorothy, y Blair corrió hacia ella, sus mejillas estaban sonrosadas por la emoción. —Sí, abuela Dorothy —respondió Blair. —¿Te estás divirti