Selina abrió sus ojos, se acababa de dar cuenta de la gran indiscreción que acababa de cometer, debía solucionar con rapidez lo que mencionó. —¡Fuimos compañeras del instituto! —aseguró y era cierto—, siempre fue una mosca muerta, se hacía la santa, pero no sabes con cuántos hombres se acostó, que ni siquiera sabe quién es el papá de la mocosa, por eso su padre la echó de la casa, si no me crees investiga. —Frunció los labios—, no sé de dónde la conociste, pero te aseguro que ella ya estaba embarazada y no de ti, así que te está viendo la cara de pendejo —rugió—, yo la ayudé cuando no tenía a nadie, la mandé donde mi tía en Seattle, y ¿sabes qué hizo la desgraciada? —preguntó con voz de indignación—, se quiso quedar con la casa de ella, pero mis primos por suerte intervinieron. Blake t