El beso fue profundo y ardiente, una mezcla de deseo y desesperación que encendió cada fibra del ser de Broke. Ella trató de resistirse al principio, pero la pasión de Blake la envolvió rápidamente, llevándola a un estado de rendición total. Sus manos se aferraron a sus hombros, y pronto se encontraron atrapados en un torbellino de besos y caricias. Blake hizo a un lado los documentos, la levantó con facilidad y la colocó sobre la mesa de la sala de juntas, sus labios nunca separándose de los de ella. Sus manos exploraban con fervor, metiéndose por el interior de la falda de ella, sus dedos acariciaron sus suaves muslos, y de pronto uno de sus dedos rozó el encaje de la lencería que ella usaba. —¡Ah! —salió de los labios de Broke a manera de gemido, cuando los dedos de Blake rozaron su c