En el exterior la temperatura fue bajando y el viento sopló adentrándose en el pequeño espacio que rodeaba los ojos de Nicolás, los anteojos, velos y mangas largas, la moda que Iris tanto defendía estaba pensada en ese clima y esas calles frías y grises por donde caminó cuando era una niña.
William lo alcanzó – alteza, estamos a tiempo para el tren nocturno.
Dentro de la mansión Aurora miró por la ventana, para ella un príncipe debía vestirse con elegancia, llevar insignias, adornos y colores blancos y dorados, vestido de esa manera el hombre que se alejaba del portón parecía un militar cualquiera, pero era muy atractivo, sin pensarlo dos veces corrió escalones abajo y encontró a su tía limpiando las esquinas del retrato de su prima la “reina” Iris Landevon – tía, el hombre que se fue, ¿
