Cuando conocí a Nicolás, su piel era muy pálida, blanca como el papel, y cuando comenzó a alimentarse continuamente su piel fue adquiriendo un tono diferente, me gusta.
Lo escucho respirar – ¿qué haces?
– Nada.
Gira para abrazarme y su mano presiona mi cadera bajando un poco más – ¿qué haces?
– Nada.
No tenía idea de que fuera tan molesto, por encima de la cabecera hay una línea de luz, ya amaneció, no tengo planes para el día, pero es bueno despertar temprano – Nicolás – no hay respuesta, baja la cabeza enterrándola en mi cuello – tenemos que levantarnos.
Imagino que va a morderme por la forma en que traza un camino de besos, se ha vuelto algo tan normal, o siempre lo fue.
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Mis clases de exorcismo se suspendieron y eh pensado en enviarle un mensaje a Marcus para explicarle, p
