Me duele la muñeca, no tengo marcas, es solo la sensación de adormecimiento cuando abro la mano. – Señorita, aquí tiene. Sopa caliente y pan con mantequilla para tragarme el coraje. – ¿Te hizo daño? – me preguntó en el carruaje después de armar su rabieta. – La única persona que me lastimó fuiste tú – le respondí y mostré mi muñeca y después mis tobillos – si hubieras ido un poco más rápido habría llegado al final de los escalones con la cabeza. Está molesto porque estuvo a punto de perder su suministro de sangre. – Señorita, … comer… No entendí todo lo que la señora Claver dijo – gracias. Comeré con la mano izquierda y mañana le diré al príncipe idiota que no puede hacer eso, tomar mi mano, caminar de prisa, ¿qué se piensa que soy? Graznido* Eso me asustó. Todas las ventanas ti