Dos carruajes dejaron la mansión Seldwyn, en el primero iban el príncipe Nicolás Daemonium acompañado de Margaret Seldwyn, y en el segundo los hermanos Delattre.
Viendo cómo resultaron las cosas, Margaret se lamentó – con todo respeto, alteza, no puede caer en las provocaciones de Vladimir Delattre, desde que fue expulsado de la academia su personalidad se volvió más retorcida, pasa su tiempo burlándose de cualquier cosa que le parezca digna y nada bueno saldrá de seguir sus indicaciones.
– Dijiste que lucharías – respondió Nicolás sin voltear a verla.
– ¿Disculpe?
– Dijiste que lucharías en mi nombre, pero somos dos personas.
De sus palabras Margaret entendió que era injusto dejarla luchando sola, por lo tanto, él también quería poner de su parte – alteza – musitó en voz muy baja y m
