CAPÍTULO 26

1437 Words
POV LIAM ―Por favor, deja que te ayude ―le dije, con los ojos tapados porque era lo que me había pedido. ―Nop. ―Ella gruñó. El sonido de algo deslizándose escaleras arriba a un ritmo glacial me hizo apretar la mandíbula―. No quiero arruinar la sorpresa. ―Otro gruñido―. Ahh, ya está. Lo tengo ―dijo apretando los dientes. No tardé en darme cuenta de que Emily Anderson no sabía estarse quieta. En cuanto cruzó las puertas de mi casa y depositó sus cosas en la habitación de invitados, se puso manos a la obra. Durante cinco días, aparte de cuando me pateó el trasero en un partido de fútbol, había trabajado casi sin parar. En la habitación de Olive. Organizando mi despensa. Limpiando la nevera. Ahora había cubos. Cubos y bandejas circulares que giraban, y yo no entendía nada, pero ella parecía satisfecha con los resultados cuando terminó. Incluso si se sentaba el tiempo suficiente para encender la televisión, tenía el portátil fuera, planos de construcción a su lado en el sofá o montones de muestras en la mesita de café frente a ella a las que hacía referencia cuando esbozaba pequeñas cosas misteriosas en su iPad. Y ahora que la habitación de Olive estaba casi terminada, se había pasado todo el día preparándola para el regreso de Olive esa noche. Josie, que pensaba que estaba dando intimidad a los recién casados, insistió en traerla más tarde de lo normal para la entrega del viernes por la noche. Con ese inminente regreso, Emily intentaba frenéticamente dar los últimos retoques. Mi último vistazo a mi flamante compañera de piso había sido sorprendente. Todavía tenía motas de pintura rosa en las puntas del cabello y por toda la camiseta de tirantes blanca. Sus pantalones cortos de mezclilla llevaban más que su parte justa del color de la pared, y cuando le pregunté si algo de la pintura había terminado en la pared, recibí una mirada muy sucia como respuesta. ―Estaba haciendo un pequeño retoque después de que metiéramos la cama ahí ―había respondido primorosamente―, y se me cayó la brocha y luego olvidé que tenía pintura en las manos, ¿okay? Cuando le pregunté cómo había llegado el somier y el colchón a la habitación sin mi ayuda, me dijo que su empapelador le había ayudado a colocarlo al terminar. Entrecerré un poco los ojos al oír hablar del papel pintado, pero ella levantó una mano. ―Me dijiste que tenía vía libre una vez que Josie viera mi tablero de ideas. Ahora no hay marcha atrás, señor. Y tenía razón. Ya no había marcha atrás. Con la mano aún tapándome los ojos, escuché impotente cómo emitía un gruñido más, seguido de un grito victorioso. ―Oh bien, ¿no te tiraste de espaldas moviendo la mesita de noche tú sola? ―pregunté. ―Te dije que podía hacerlo ―dijo desde lo alto de la escalera―. Dame treinta minutos y estará listo para ella. Solo tengo que hacer la cama y preparar la mesita de noche. La pila de cajas en el garaje podría construir una casa entera, si me sintiera motivado. Y aunque odiaba quedarme sentado mientras ella trabajaba tan duro, no podía negar la pequeña espiral de placer que sentía ante el claro y evidente esfuerzo que ponía en crear un espacio especial para mi hija. Elegí bien, pensé por enésima vez. Era testaruda. Chisporroteaba de energía, incluso cuando estaba sentada. Descubrí que solo estaba quieta cuando dormía. La había visto una vez cuando pasé sin hacer ruido por la habitación de invitados para recoger algo del baño de arriba. Dormía acurrucada de lado, con el cabello recogido en lo alto de la cabeza con una especie de coletero rosa aterciopelado y el rostro suave y tranquilo. Aunque había estado muy ocupado toda la semana y no había tenido mucho tiempo libre con Emily, me sentía un poco como si alguien hubiera desatado un tornado de cabello oscuro dentro de mi casa. Había pruebas de ella por todas partes. No era destructiva ni inoportuna, pero no había ninguna posibilidad de que pudiera ignorar su presencia cuando Olive no estaba cerca como distracción. Una manta nueva sobre el brazo del sofá, algo suave y peludo que nunca tocaría fuera de una fría noche de invierno. Unos cuantos cojines colocados en los asientos de los extremos, de texturas y colores apagados que combinaban con los muebles que ya tenía. Y una lámpara que había colocado junto al sillón donde me gustaba leer. Desde la habitación de Olive, oí un ahogado, oh, mierda, y luché contra una sonrisa. ―¿Estás bien? ―le pregunté. ―Sí. Quédate donde estás. Solo… ―Ella hizo una especie de ruido estrangulado―. Luchando con la sábana inferior. Ese mismo día, me había reunido con nuestro coordinador ofensivo para hablar de los planes de futuro. Cómo trabajamos ahora para algo que no podemos predecir en el futuro. No sabíamos cómo se desarrollarían nuestros partidos. No sabíamos qué lesiones podrían afectar a nuestro equipo ni qué circunstancias podrían cambiar de aquí al inicio de cualquier partido de la temporada. Pero tomamos decisiones que nos ayudaron a ser la mejor versión de lo que queríamos ser. Por extraño que parezca, su charla me hizo pensar en Emily. Me hizo pensar en nuestra situación poco convencional. Habíamos tomado decisiones, habíamos mantenido conversaciones que sentaron las bases, y ahora teníamos que confiar en que habíamos hecho todo lo posible para capear lo que se nos viniera encima. Con su papá. Con Olive. Era el tipo de trabajo con el que disfrutaba, el esfuerzo que me tranquilizaba cuando era tentador pensar demasiado en cómo podía salir todo mal. Emily bajó los escalones de un salto y se dejó caer en el sofá con un suspiro dramático. ―Ya está ―exhaló, con los ojos cerrados por el evidente alivio. ―Todavía tienes pintura en el cabello ―señalé. Se tiró del extremo de la coleta. ―Ugh, lo sé. Al final lo conseguí. ―Tenía los ojos brillantes y las mejillas sonrojadas―. ¿Cuándo va a llegar Olive? ¿Quieres verlo ahora o esperar a que llegue? Estaba sopesando mi respuesta cuando ella estiró las piernas, inclinándose hacia adelante desde su asiento en el sofá para rodearse los pies con las manos. ―Dios, me duelen mucho las piernas ―gimió. Mis ojos se quedaron clavados en la increíblemente larga y tonificada franja de piel desnuda bajo sus shorts vaqueros. ―Yo… ―Mi voz se entrecortó. Emily levantó la cabeza. Desde ese ángulo, podía ver su camiseta de tirantes. Su sujetador era blanco. De corte bajo en su pecho. Parpadeé. ―Esperaré ―logré decir, pellizcándome el puente de la nariz. ―¿Estás bien? ―preguntó, con una sonrisa clara en la voz. ―Sí. Era increíble cómo te acostumbrabas a la falta de algo en tu vida. Desde Josie, solo había tenido un puñado de noches con una mujer que despertara mi interés. Pero esas chispas siempre se desvanecían rápido. Nada, ni nadie, había mantenido mi interés más allá de una noche. Y yo no era un tipo de una sola noche. Nunca lo había sido. El sexo, sin compromiso, sin lealtad ni confianza, nunca me había atraído. Quería volver a estar enamorado de alguien, pero nadie había encendido esa parte de mi cerebro. Que estudiaba las curvas bajo las camisas y se preguntaba cómo se sentirían en mis manos. Esa parte de mi cerebro en la que no puedo evitar estudiar las piernas largas; preguntándome cómo me rodearían la cintura. Y al verla girar la cabeza hacia un lado, estirando los músculos mientras la sedosa caída de su cabello se movía sobre su nuca, ajena a mi estudio, supe que Emily estaba consiguiendo exactamente eso. En lugar de una luz, era una sirena de advertencia. Peligro. Acérquese con precaución. No toques a la criatura salvaje si se acerca a ti. Emily se levantó, arqueando suavemente la espalda con otro gemido, y se dirigió a la cocina, balanceando inconscientemente las caderas mientras sacaba una bebida de la nevera. Apreté los ojos. Porque mierda, esto no era bueno. Me había dicho, clara y repetidamente, que yo no era su tipo. Y yo le dije exactamente lo mismo. Sin embargo, ahí estaba sentado, preguntándome qué haría mi falsa esposa si me acercara por detrás y deslizara mis manos por debajo de esos pantalones cortos. Me preguntaba si haría otro tipo de ruido, con otro arqueo de la espalda.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD