Vanko pasa ambas manos por su cabello mostrándose completamente desesperado al saber de que han pasado unos veinte minutos y su mujer todavía no da ningún indicio de estar con sus cinco sentidos activos. Es por eso que la desesperación comienza a abrazar todo su cuerpo, y tiene que moverse y comenzar a caminar por la habitación para poder sentirse un poco más liberado. No quiere volverse un completo desastre sabiendo que ella está muy pocos metros de él y que en cualquier momento puede llegar a despertar. Está haciendo un gran esfuerzo para mantenerse relajado y para calmar la ira que crece constantemente en contra y hacia su padre minuto a minuto. Minutos en los que no deja de acariciar su cabello y de dar besos en su frente, alejarse nuevamente de la cama y acercarse hacia la ventana