Beth:
Este año por fin íbamos a viajar en avión, después de llorar y patalear un buen rato, por fin había logrado convencerles de que valía la pena por evitarse el engorroso viaje de tantas interminables horas en carretera, solo para llegar agotados por «disfrutar el camino». Por más romántico que pareciera, no tenía nada de alentador estar conduciendo o sentado durante casi dos días enteros.
La llegada a Oslo fue rápida y encantadora, llegue más animada que nunca, había dormido en el avión y no había tomado tanto tiempo, así que había sido fenomenal, no había tomado ni un día, eso era un mérito fabuloso, agradecí a la tecnología y a los aviones.
Allí en el aeropuerto fueron a recogernos mi tía y su esposo, el padre de Sam y el bebé Elías, el cual ya era un niño sano de t
