-Nico- El jueves llegó y con él mi expectativa de ver a Alex. Entré de muy buen humor al cafetín antes de mis clases para desayunar algo, saludé a los colegas con quienes había tenido trato, también a las amables mujeres que servían en la pequeña coffee bar de la cafetería porque sí, esos niños ricos tenían hasta eso. “Esto es una locura, hermanos, siento que estoy en la escuela pública con la diferencia de que los estudiantes tienen una fortuna en casa, carros caros y droga exportada. Los extraño”. Enviaba el mensaje al grupo de mis amigos y cuando bajé el celular miré con asombro a Alex. Mi sorpresa no fue causada por ella, se veía igual de peculiar y atrayente como siempre, tampoco me sorprendía ver a sus dos amigos a su lado, ahora veía de frente a ese tal Michael y honestamente est