Cuando el doctor llegó para hacer el monitoreo previo al alta domiciliaria, la habitación estaba sumida en el silencio. Noemí continuaba durmiendo profundo pese a las discusiones. Alessandra había salido por agua mientras Javier observaba a su sobrina nieta, tan hermosa e igual a su mamá y a su difunta hermana.
-¿Qué pasó con la confidencialidad, Brandon? - fue lo primero que dijo en un susurro mientras levantaba una ceja.
-Ya sabes como es. Primero me acusó de no querer ayudarte. Tu podrías haberle contado la verdad. Sabes que los secretos ya nos separaron una vez. No va a haber una segunda.- se defendió.
-Te entiendo, muchacho. No creo que me perdone esta, pero se tiene que aguantar. De otra no volvía. -argumentó con sus palmas hacia arriba.
Brandon no podía creer que fuera tan terco como su Aless. Su paciente estaba convencido de que hacía lo correcto y él creía que el tiempo era perfecto y que todo pasaba cuando tenía que pasar.
-Tu y yo sabemos que no era lo correcto, Javier. Te dije que no tenías que hacer nada por nosotros en el pasado y te lo volví a decir cuando viniste a mi. Esto solo empeora todo y tu eres un gran ser humano. También considero que se podía hacer más. - más que enojado estaba triste al hablarle, ya que como médico sabía que había otro camino hacía un año.
-Mi Lucerito luchó mucho tiempo con los medicamentos para hacerme feliz a mi. ¿sabes cuanto sufrió y cuánto tiempo de calidad sacrificó para que yo la viera luchar, muchacho?- le preguntó al borde de las lágrimas y con culpa.- solo yo lo ví, porque ella era hermosa, pero su brillo no estaba ahí. Lo único que la hacía sonreír era saber que yo estaba tranquilo. Al final se fue igual, disfrutó menos por el tratamiento, se culpó por no poder darme hijos y me dejó solo.
Brandon miraba sus manos mientras prosesaba sus palabras. Cuando Lucero falleció el ni siquiera era nacido. Lo conoció como el mejor tío de Alessandra y Darien y lo quiso como tal.
-Como amigo te seguiría insistiendo, pero como no me quieres en ese rol, me voy a encargar personalmente de tu cuidado. Siempre has sido importante para mí. Nada ni nadie va a cambiarlo.
Javier sonrió, conociendo a su muchacho tanto como lo conocía, sabía que no iba a dejar que nadie más se encargará de sus cuidados. No correría el riesgo de pasar otra vez por lo mismo.
Alessandra notó que ya era el horario de termino de visitas y fue por su hija. Cuando ingresó a la habitación, Brandon y Javier se abrazaban y susurraban.
-Vamos, viejo. Te ayudo a juntar tus cosas y llamo a Darien para que venga- le decía Brandon mientras secaba sus lágrimas.
-¿Va a enviarlo a otra sala? -preguntó Aless, no comprendiendo lo que pasaba.
-No, señorita Lioret. El señor Carusso se va a su casa, tal como lo ha pedido.
-Por fin me dejan salir de esta cárcel. Ayuda al muchacho, no sea que se arrepienta.-agregó Javier con buen humor y semblante.
Aless no podía reaccionar.