Capítulo 09

787 Words
Polonia se abrazó a si mismo y sintió como su cuerpo se agitaba fuertemente en un escalofrío incomparable; sonrió ante esto, parecía bastante feliz a pesar de que normalmente la gente tomaba estas reacciones corporales como algo malo. —¡Wow! —exclamó el polaco de repente llamando la atención de los chicos que lo rodeaban—, ¡tengo la extraña sensación de que algo muy bueno va a pasarme! —dijo con aire positivo. Polonia se encontraba sentado en uno de los cómodos y lindos sofás color rosa de Reino Unido. Tanto él como Francia estaban ahí esperando a su tan apreciada hora del té, aunque les faltaba un invitado que ya llevaba diez minutos de retraso (lo cual era una tontería, pero para Reino Unido diez minutos de tardanza a la hora de la merienda era casi lo mismo que un pecado capital). —¿Algo bueno, eh? Me alegra que así sea, amigo —felicitó Francia intentando robarse uno de los bocadillos de la mesa de café que tenía justo frente a él; eso canapés se veían taaan deliciosos. —¡No! —UK le dio un leve manotazo al francés—, es de mala educación comenzar antes de la llegada de todos los invitados —dejó en claro Reino Unido. —¡Ay, UK! ¡Si seguimos esperando a Bielorrusia moriremos de hambre! —chilló Polonia observando los dulces, ya no soportaba seguir oliendo la mantequilla derretida y el azúcar caliente—, ¡¿cómo puedes pedirme que espere más tiempo para meterme todos esos chocolates a la boca?! —¡Igualmente no puedes comértelos todos! —vociferó el inglés en una regañina mientras Francia masticaba disimuladamente un pedacito de pan que acababa de hurtar a escondidas. —¡PERO TIENEN RELLENO DE LICOR! ¡ME GUSTAN LOS CHOCOLATES RELLENOS DE WHISKY! —razonó estúpidamente Polonia con su suéter beige y camisa formal debajo. —¡YA TE DIJE QUE NO! —gritó Reino Unido causando un gran silencio en la sala. ↠↞ —¡Es que tú no quieres entender lo que yo te estoy diciendo! —vociferó Colombia enojado. —¡No! ¡Lo que pasa es que contigo definitivamente no se puede hablar! Definitivamente Colombia —dijo el venezolano delante de él—, ¡Es que por dios que me cambio el nombre si tú no le dijiste a USA que invadiera mis tierras entrando por la frontera colombiana! ¡ME CAMBIO EL NOMBRE SI NO FUE ASÍ! —¡PUES TE LO VAS A TENER QUE CAMBIAR A «ALEJANDRO», PORQUE YO NO LE DIJE ESO —se defendió el colombiano con un fuerte tono de voz. Pero mentía. Rusia observó nervioso la situación, parecía que en cualquier momento Colombia y Venezuela se caerían a golpes gruñendo como perros rabiosos sin correa. México se acercó al venezolano con cautela y posó una mano sobre su hombro derecho mientras este ardía de rabia, no dudó en intervenir en la discusión diciéndole con voz suave: «Oye, cálmate». Pero eso no era suficiente para apaciguar meses de frustración. —¡No, yo no me voy a calmar! —gritó el venezolano señalando alterado al chico—, ¡porque este desgracia'o de aquí, que se hace llamar mi «HERMANO», siempre anda hablando mierda mío a mis espaldas! —¡Vos soí' el que siempre me tira mierda en las cadenas internacionales! —gruñó Colombia inclinándose hacia adelante altanero—, «Vayan a decirle a Colombia que se preocupen por sus propios asuntos, de sus problemas», ¡¿no fue así como lo dijiste?! ¡Y yo que lo que quiero es ayudarte! —Ajá. Sí. Vos teneí' todiiita la razón —Venezuela frunció el ceño y se cruzó de brazos dispuesto a no continuar esa discusión—. Andá a cométe un cerro de mierda, Colombia. ¿Y sabes qué? El venezolano hizo afán de estar a punto de irse. —Ese día si le metí la lengua a Perú, y me encantó. Otra mentira más. Colombia gritó de ira antes de caerle encima a Venezuela dándole manotazos por donde podía y lo abofeteó con fuerza antes de pegarle con mano cerrada en el tabique de la nariz de forma fatal. Venezuela se aguantó las ganas de devolver el golpe y se llevó ambas manos al rostro; sentía que le había roto la nariz, podía sentir la sangre y como de repente no tenía mejor opción que respirar por la boca mientras USA apartaba al colombiano jalándolo de los hombros. —ERES UN PERRO —fue lo que dijo este dejándose llevar por Estados Unidos—, ¡Infiel hijueputa! ¡ME LO NEGASTE! ¡Por meses! ¡Yo sabía que si lo habías hecho! ¡Perro, perro, perro! ¡Por eso ya no somos una MIERDA! —Alza la cabeza, levanta, levántala cabrón —le dijo seriamente México al venezolano tomándolo del mentón para llevar su cabeza hacia atrás e intentar detener el sangrado. Le dio un leve golpe en la mejilla y luego le dijo con enojo—: Eso no se hace, ¿me estás escuchando? Eres un maldito, vamos a hablar de esto tú y yo. Eso que tú hiciste no se le hace a nadie. Venezuela se mantuvo callado mientras Rusia le veía con desaprobación y salía por la puerta en busca de Argentina, Alemania y Chile, quienes se encontraban afuera charlando sobre trivialidades. México suspiró pesadamente; no le agradaban la situaciones tensas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD