Capítulo 08.5

599 Words
Pasado. URSS caminó de un lado a otro con algo de pánico mientras Estados Unidos le miraba con aburrimiento. Hace ya media hora que el soviético había llamado a USA para decirle «algo de suma importancia», pero en vez de eso no hacia más que mostrarse pensativo con una mano en el mentón mientras se paseaba rápidamente por su oficina. —¿Me dirás que es lo que te tiene tan inquieto? Estás mareándome —dijo el norteamericano perdiendo la paciencia—, ¿qué sucede? Escúpelo, ¿para qué me llamaste? —Es que no me lo vas a creer —aseguró el eslavo aún incapaz de mantenerse en un solo lugar—; Amigo... —comenzó a decir el hombre de ushanka y de repente sujetó a USA de los hombros con mucha fuerza, tanta fuerza que el norteamericano se estremeció—, ESTOY ASUSTADO —dijo con ojos bien abiertos a una muy corta distancia del estadounidense. USA le dedicó una mirada espantada; ¿qué? ¿qué podía ser? ¿qué cosa en este mundo había sido capaz de acojonar a alguien tan aterrador como URSS? —Te su-suplico que dejes de mirarme de esa forma —balbuceó el de 50 estrellas con voz entrecortada sintiéndose acorralado en la silla.  El soviético bajó sus manos cubiertas de vendas al cuello del uniforme de USA y lo jaló desde ahí con paranoia. —USA, tengo un hijo —dijo URSS sin pestañear. Estados Unidos alzó una ceja aterrado y miró al sujeto como si acabase de perder la cabeza. —Sabía que no me creerías si sólo te lo decía, ¡lo sabía, maldición! —vociferó el soviético soltándolo de golpe con un pequeño empujón—; ¡LO SABÍA, CREES QUE ESTOY LOCO, PERO NO ES ASÍ! ¡JA, JA, JA! —¿Te has estado sintiendo bien últimamente? —preguntó USA aferrándose con un poco de miedo a su silla.  URSS frunció el ceño y apretó los puños  frustrado; el estadounidense observó como este caminaba dando pisotones hasta el closet de su oficina. Una vez ahí abrió la puerta de ese closet señalando insistente a lo que había dentro. USA se levantó nerviosamente de la silla con pasos lentos para asomarse y ver  lo que el eslavo intentaba demostrarle tan desesperadamente. Sintió que se le revolvió el estómago al notar que allí, sentado y mordiendo una de las mangas del uniforme de URSS, había un niño ciertamente pequeño con ojos grandes y adorables mirándolos a ambos con total naturalidad, como si no le importase realmente estar ahí encerrado porque se divertía mordisqueando ropa. —Oh my god... (Oh mi dios...) —balbuceó USA poniéndose de cuclillas delante de la criaturita para acercarle uno de sus dedos—, dios mío, URSS... tienes un niño —dijo con asombro. El niño miró fijamente el dedo de Estados Unidos casi perplejo, hipnotizado; se sacó la ropa de la boca y sintió como el estadounidense le tocaba la nariz haciéndole cerrar los ojos. El pequeño sujetó la mano de USA tímidamente dejando de lado todo lo demás y luego muy tiernamente... Y lo mordió. —¡ARGH! BICHO ASQUEROSO. El soviético inclinó su cabeza sintiendo un poco de cariño; ¿por qué se había asustado tanto? Ahora sentía que quería tomarlo en sus brazos y apretujarlo. —¿Crees que puedan aparecer más iguales a este? —preguntó URSS mirando enternecido al chiquillo y extendió los brazos en su dirección para cargarlo mientras USA veía su dedo enrojecido por el mordisco.  El pequeño niño se aferró a la ropa del soviético y trató de quitarle su gorro varias veces, pero sólo terminó jugando con el material de peluche que este tenía en sus orejeras. Y hablando de orejeras, este no tardó mucho en metérselas a la boca también para poder morderlas. Parecía un perrito loco. —Yo digo que tiene cara de «Rusia», ¿y tú? —preguntó URSS. ↠↞ (Los países no tienen edades específicas; estos aparecen de la nada, crecen y se mantienen jóvenes hasta que pierden sus tierras o sufren una muerte innatural).
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