Capítulo 13

647 Words
Rusia sujetó firmemente el celular de Corea del sur y con sus grandes ojos (de búho, como solía decir su padre) observó las fotografías tomadas por el a******o. Pudo ver en la imagen un muñeco vudú de USA, Venezuela, Argentina, Alemania, México también, e incluso uno de él mismo con gorrito y todo. Las costuras de esas cosas eran tan detalladas... como si la persona que las cosió hubiera querido asegurarse de que estas se parecieran lo mayor posible a los países reales. —Yo no soy supersticioso —comenzó a decir Estados Unidos sirviéndose café—, por lo que no creo en brujería, ni en fantasmas o espíritus. Tampoco creo en un cielo o un infierno. Soy un hombre de ciencia y me baso en hechos. —Entiendo —dijo Nor-corea con semblante seria—. Si mal no entendí, ONU vendrá cerca de las siete de la noche para decirnos lo que sabe sobre esta locura. —Será mejor ignorar el tema mientras él llega —opinó el ruso entregándole el teléfono a Sur-corea—; ¿cómo les ha estado tratando la vida? —preguntó con una sonrisa agradable. Y nuevamente USA le veía con asco; porque sentía que Rusia se mostraba interesado en otros sólo para tratar de sacar provecho de ellos. Y luego le veía con mucho interés; porque por esa misma razón le parecía extrañamente atrayente. —Oh, excelente —se limitó a decir Corea del norte juntando sus manos sobre la cerámica—, aunque suene absurdo, me llevo de maravilla con mi presidente. —¿Cómo está j***n? —preguntó por otro lado el alemán con una mueca relajada. De repente Corea del sur abrió sus ojos con emoción y casi parecía que estaba a punto de vomitar estrellas y brillantina. —¡Alemania, lo olvidé! ¡j***n y yo hemos estado haciendo muchos cosplays geniales! —dijo el coreano con entusiasmo—, ¡ah, dime que has cambiado de opinión y que tomarás a un personaje con nosotros! —No —dijo secamente Alemania sin importarle destrozar las esperanzas de Sur-corea. —¡Vamos! ¡no seas tan aburrido! —exclamó Corea del sur dándole una palmada en la espalda—, estoy muy seguro de que te quedaría bien un personaje anime con colmillos afilados, o un gato sexy, meow-meow. —No —repitió el de gafas. —¡Ya déjalo en paz! —vociferó Corea del norte con los brazos cruzados—, no quiere disfrazarse con ustedes de sus caricaturas infantiles. —Tú cállate —advirtió Sur-corea. —Ven a callarme, cabeza de pin-pon —escupió su hermano con aire de superioridad. Corea del sur mantuvo la calma y movió la mano por sobre su cuello como diciendo: «Estás muerto, cebollita». —Psss, ustedes cuatro —dijo USA llamando la atención de los latinos y el ruso—, hay hot-cakes en el microondas y mantequilla en el refrigerador. —Uhlalá, señor francés —soltó el venezolano. —Hot-cakes, hot-cakes, hot-cakes —dijo el mexicano de forma irritante. —A ver malditas putas, ¿cómo quieren que les diga entonces? —preguntó el norteamericano con fastidio. —Panquecas —respondió Venezuela. —Tortillas dulces —bromeó México. —Harina cocida con agua, leche y huevos —dijo Argentina siguiendo el juego. —Trigo procesado con H2O, bebida láctea y pollitos de cascarón —continuó el venezolano. —Materia comestible —terminó diciendo el mexicano. —Sólo te estamos re-jodiendo, gracias por los hot-cakes —dijo Venezuela con voz amable. Alemania sonrió ante la tontería; qué divertidos. ↠↞ —¡Perú, Perú! —llamó un chico alto usando una gorra hacia atrás—, ¡Eeeh! Esperaaame. —¿Qué? —el peruano se detuvo en seco y al ver quien le llamaba se topó con Brasil—, ¡eeeh, hola, tranquilízate! Que no me voy a mover pe' —saludó sonriente. —¿Qué pasó? ¿por qué te saliste de la casa? —preguntó el brasileño extrañado, dentro había un pequeña reunión con Ecuador, Panamá, Puerto rico y Cuba. —Ah, es que no llega buena señal allá adentro —explicó Perú dejando ver su celular—, tengo veinticinco llamadas pérdidas del hermano de Ecuador. —¿Cuál de los dos? —De Colombia —respondió el chico con mejillas apachurrables—, o mejor dicho, de mi futuro cuñado, ¡si señor! —¿Futuro cuñado? —Brasil soltó una risita divertida—, ya, todavía le tienes ganas al 'tricolor'. —Sí. Ecuador aún no lo sabe, pero él ya es mi flaco. Ya se dará cuenta un día de estos de que me ama —dijo el peruano positivamente con su chullo azul marino (es decir, un gorro peruano). El brasileño soltó una fuerte carcajada; Perú si que quería a ese muchacho.
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