Alexander Cuelgo el teléfono, y salgo en busca de Violeta. Ya es tarde, debe estar molesta, voy a la sala y nada, sigo recorriendo la casa, pero no está por ningún lado. ¿Sera que se fue? Decido salir. —¿Has visto a Violeta salir? —el chófer me mira. —No Señor, nadie a salido hoy, mucho menos la Señorita. Entro nuevamente, una de las sirvientas, al verme preocupado, se acerca. —Señor, la Señorita Violeta, tiene media hora que subió con su hermana a su habitación. Le doy las gracias, y subo. Al llegar, Ross tiene abrazada a Violeta, jamás pensé que mi hermana se apegara tanto a alguien, menos, después de lo Anne. Eran muy unidad y era testigo del amor incondicional que mi esposa sentía por mi pequeña hermana, pensar en ella me lastima, así que prefiero evitar recordarla. Entro en la