Capítulo 07 | Belleza Malvagia |

2400 Words
Dejo mi celular en la cama, junto con el arma, oculta en mi buró. ─¿Con quién hablabas, con otro de tus tantos hombres? ─Espeta, furioso, invadido por lo celos exacerbados. ─¿Qué haces aquí…Harry? ─Inquiero, ignorando su pregunta, cuando él cierra la puerta detrás de él. Su figura imponente, comienza a caminar hacia mí, pareciendo furioso ya que su respiración se escucha al punto de que su pecho sube y baja. ─¡Sabes por qué estoy aquí! ─Exclama, sobresaltándome. «Funcionó» celebro en mi interior. Arrugo el cejo, fingiendo demencia. ─General, yo… ─¡¿Qué hacías follándote a un teniente en la piscina?! ¿Quieres acaso que lo expulse y a ti te sancione tanto que pensarán en quitarte el maldito rango? ─Amenaza, en un tono exasperado. Termina acorralándome hacia la otra pared de la pequeña habitación, posa sus manos de golpe en ella. Acelerando mi corazón. ─No lo harás…no eres capaz de alejarme de ti, ahora que me has vuelto a ver ─declaro, encarándolo. Harry remoja sus labios, acercándolos a los míos. ─Podría enviar esas grabaciones a tu General, para que… ─Pero no lo harás, quieres ser ese estúpido teniente para penetrarme con fuerza ¿cierto? ─Insinúo, disfrutando de mi control hacia él. Chasquea su lengua, ofuscándose. De repente, inclina su cadera hacia mí, pegando su v***a endurecida en mi vientre, llevándome a tomar aire, ante lo caliente que se siente. ─Te odio tanto…Megan ─gruñe en mis labios. ─Pensé que me amabas con locura y que yo era tu capitana. ─Hasta que te follaste al mafioso y me mentiste…siempre supe que eras adicta al sexo, lo confirmé viéndote en las grabaciones ─espeta, rozando sus labios en mi mejilla─. Extraño tu jugoso coño, cómo me empapaba toda la polla, mientras gemías mi nombre ─jadea, erizándome la piel. Me muevo, al sentir las estocadas de mi sexo contraerse, traicionándome. «¿Pero qué carajos?» me cuestiono hacia mi cuerpo. ─Estás casado con Jennifer, fuiste corriendo a desposarla luego de humillarme ante todos, me perdiste, Harry. Ve a lamerle el coño a tu esposa y déjame en paz ─digo, esperando a que me suplique. Hago ademán de alejarme. ─¡Al demonio ella! Te deseo a ti, siempre fuiste tú…ambos éramos la mejor pareja de la división, era la envidia de todos al tenerte…es que mírate, siempre fuiste pura seducción, en tus poros hay pura dinamita ─manifiesta, impidiéndome la huida. Afinca más su m*****o en mi vientre. ─Harry… ─jadeo, remojando mis labios cuando poso mis manos en sus brazos, sintiendo sus músculos tensarse─. Tienes que irte, eres mi General Mayor, en tu dedo brilla la sortija de matrimonio, podrían destituirte de tu rango ─agrego, sus ojos se intensifican en mí, oscureciéndose de deseo. ─En este momento, lo que quiero…es tomarte, Megan, no sé qué estás haciendo conmigo, de nuevo estoy cayendo en tus malditos hechizos ─manifiesta, sosteniendo mi rostro con fuerza─. Te prohíbo que te estés follando a alguien más. Me encargaré de que la grabación sea eliminada, y no lo sancionaré, solo si prometes no entregarte a ningún otro soldado ─demanda, con imponencia. Tomo una bocanada de aire. ─Soy tuya, Harry ─jadeo, en manipulación. Esas palabras, fueron suficientes, para observar cómo cae redondo en mi seducción. Su rostro se relaja, y sus labios se presionan contra los míos, besándome con desespero, comiéndome la boca e introduciendo su lengua para ponerla a danzar con la mía. Inesperadamente, se separa, dejándome caliente, con los labios hinchados. Desliza su mano de mi rostro a mis pechos, rozando mis pezones a través de la tela, erizándolos. Aprieto mis uñas en sus brazos, reteniendo las ganas de golpearle con fuerza y escupirle la cara por la humillación que me hizo. ─Súbete la blusa ─ordena, de repente. Abro los ojos, desconcertada─. ¡Es una maldita orden! ─Exclama, sobresaltándome. Coloco mis dedos en el bordillo de mi camisa, subiéndola por mi cabeza, para dejarle ver mis turgentes senos, ahora más grandes que antes, gracias a mi embarazo y que Halsey no quiso que la amantara─. Exquisitos ─jadea, bajando su mano al cierre de su pantalón, sacando su polla engrosada, delante de mí. Aprieto mi mandíbula, sin sentir ni la más mínima motivación. Ahora que lo tengo a mi merced, he perdido el poco interés que mi cuerpo recordaba, ya que estoy llena de odio y solo en mi pensamiento, existen las ganas de destruirlos. Vislumbro, la Gopro en el poster de mi pared, gracias a mi paranoia de que Jon Black, entre a mi habitación, intentando algo más. Y que Max me dio la idea, instalándola. ─Tócate los pechos ─demanda. Colocando mis ojos en los de él─. ¡Qué te los toques! ─Grita, tomando su m*****o en su mano, para comenzar a masturbarse, mirándome ¿Así tendrá menos culpa al caer en la tentación? De igual forma, está pecando…hombres, son todos unos idiotas. Sabía que no amaba lo suficiente a Jennifer, pero al punto de tocarse con solo mirarme, supera todas mis expectativas. Lo hago, juego con mis pechos, sonriendo con alevosía. Esperando que se grabe todo, con cada una de sus demandas y aprovechamiento de poder. Aprieto mis pezones, mientras él mueve su mano con más velocidad, estimulando a su polla, mostrándome cómo el pre-seminal humedece su glande. ─Mierda, eres tan hermosa, tienes unos magníficos senos, sigue…así, quiero acabarte en ellos ─suelta, así que sigo, con mi trabajo, pero mi coño se seca, al ver lo patético que se ve masturbándose. Reprimo un bostezo, mordiendo mi labio, comenzando a imitar gemidos, como si de verdad estuviera excitándome─…sí, Nena, así…mierda ─gruñe, acercándose de nuevo a mí, para posar una de sus manos en mi hombro, obligándome a arrodillarme ante él. El enojo me invade «¡Nunca me arrodillo ante un hombre y él lo sabe!» Con toda la rabia contenida en mi interior, golpeo mis rodillas del suelo. Sin dejar de mirarle. Posa su glande cerca de mi rostro, pero apuntando a mis pechos. Súbitamente, dispara su semen en mis clavículas, salpicando mi mentón y mi comisura. Aprieto mis manos en empuñaduras, clavando mis uñas con impotencia. ─Lo hiciste bien, Capitana ─suelta, con una sonrisa. Guarda su m*****o, subiendo su cierre, para acariciar mi cabello─. Y dijiste nunca arrodillarte ante nadie, mírate, eres una puta con hermoso rostro…que desperdicio ─espeta, abro mis ojos, sintiendo el ardor en ellos. Me da la espalda, caminando hacia la puerta. ─Eres mía, Capitana, puedo destruirte si eso quiero, recuérdalo ─advierte, abriendo la puerta para salir. La lanza, cerrándola con mi vista en ella. Las lágrimas de impotencia se deslizan por mis mejillas y paso mi mano con repudio, limpiando el rastro de su placer en mi rostro. Súbitamente, siento cómo se me retuerce el estómago. Me levanto, corriendo hacia mi pequeño baño, lanzando unas bocanadas de vómito. He pasado de largo la comida y solo estuve pensando en la venganza, tanto que mi estómago se vio afectado por el odio. ─Lo vas a pagar ─gruño, en el suelo del baño. A la mañana siguiente… Arranco la Gopro del poster, percatándome de que esté en funcionamiento. Salgo de mi habitación, entregando los informes de mi última misión en recepción. Y vestida de manera informal, ya que hoy no trabajo, por mi plan familiar―Tengo dos días a la semana, abalados por recursos humanos para que esté con mi hija, de manera recreativa. Así evitan que nos volvamos locos dentro de la división―. Acomodo mi bolso en mi hombro, admirando el reflejo de mi rostro en el vidrio de la pared. Notando mis pómulos pronunciados, piel dorada, ojos rasgados, labios gruesos y nariz fina. Sé que no soy fea, ni en lo más mínimo. Solo que en mi reflejo, veo es un arma, nada más que eso. Siendo usada contra los hombres. ─Aquí tiene su tarjeta, Capitana Miller ─dice, la soldado, de cabello cobrizo, entregándome mi tarjeta. Para sellar mi salida. ─Gracias, teniente... ─Capitana ─interrumpe, Max, colocándose a mi lado. Giro mi rostro, encontrándome con sus ojos gatunos y sonrisa sugestiva. Hace el saludo─. El teniente dijo puras cosas buenas de ti, lo dejaste loco y enamorado ─agrega, ruedo los ojos. ─Hombres….no pueden cogerse a una mujer, sin adularse a sí mismos, por haberlo hecho. Patéticos ─suelto, caminando hacia la salida de la división, mientras él me sigue. ─No todos somos así. ─Claro, eres el primero que me dice cómo se ha follado a media división, Max. ¿Qué quieres? No estoy de buen humor…pasé una mala noche ─digo, tragando cuando recuerdo lo que sucedió. Cruzo mis brazos, entornando mis ojos por el sol incandescente. ─Quería saber, ¿qué hiciste para no ser sancionada? Yo tengo que follar en mi habitación, procurando que no me atrapen ─inquiere, llamando mi atención. ─No te puedo contar a detalle en este momento, pero…sabes que el General Mayor, recibió la grabación. Con eso puedes deducir todo, por cierto, necesito tu ayuda con algo ─menciono, abriendo mi bolso para entregarle la Gopro. Él la toma en su mano, alzando una ceja inquisidora. ─¿Te has grabado teniendo sexo? Eres una pervertida ─dice, burlándose. ─Ahí está, parte de mi venganza, necesito que lo coloques con la mejor definición y sonido posible. Que se escuche todo…confío en ti ─reitero, su entrecejo se arruga con desconcierto. ─¿Esto me meterá en problemas, cierto? ─Si se enteran que esta grabación existe, y tú estás revelándola, créeme, tendrás que despedirte de tu rango y todas las tenientes que te quedan por follar ─advierto, con seriedad. ─Entiendo, me gusta el peligro, cuenta conmigo ─declara, sin más─. Por cierto, tienes un admirador, con un rango que da miedo ─espeta, en un murmuro. Giro mi rostro, encontrándome con el semblante de Harry, mirándonos de lejos, cómo asesina con su mirada a Max─. Mejor me alejo de ti, nos vemos, Muñeca ─declara. Caminando hacia los adentros, para hacer el saludo hacia el General Mayor. Camino hacia mi auto, ignorando el hecho de que me está siguiendo. Abro la puerta del piloto. Para sentir cómo Harry, la cierra de golpe, antes de que pueda introducirme. Me giro, siendo encarada por él y su imponente porte de General Mayor, ya que lleva con orgullo sus insignias honoríficas junto al logo de SAMC. Sus ojos miel, me observan, de cerca, mientras me tomo el tiempo de deslizar mi vista por su semblante, encontrándome con su barba y algunas líneas de expresión. Recuerdo lo que sucedió anoche, provocándome el retorcijo de mi estómago. ─¿A dónde vas? ─Cuestiona, finalmente. Ronzando su aliento caliente con mis labios. ─Con mi familia, recuerda que tengo una hija y por lo tanto, el permiso que me da la organización ─respondo, con sinceridad. Él suelta una risa, separándose junto a un resoplido, como si algo le hubiera parecido chistoso. ─¿La hija in vitro? ─Sí, Harry, es algo que no te compete, sabes que siempre quise ser madre ─digo, recalcándole lo que le decía. ─Pero junto conmigo, no sola, cosa que me parece extraño ¿tanto te dejé afectada, que saliste corriendo a embarazarte? ─Suelta, con prepotencia y alevosía. Esbozo una sonrisa, terminando de apartarle con mi índice en su pecho. ─General Mayor, seguramente su esposa le está esperando a que la embarace, deberías dejarme en paz, e ir a follártela ─gruño, queriendo flaquear en mi venganza para quitármelo de encima. ─No te permito que hables de ella ─advierte, amenazante dando un paso hacia mí─. Ella me demostró que tu belleza solo era exterior, y que no todas las mujeres son iguales, a ti te encanta ser vista por los hombres, seducirlos, para luego desecharlos…cuántas veces me habrás sido infiel dentro de la relación, siempre lo supe cuando te ibas a emborrachar y a bailar de manera insinuante. Eres espantosa por dentro ─manifiesta, pero no me ofendo, al contrario, mantengo mi sonrisa. Remojando mis labios. ─Claro, seguramente a tu esposa le eres muy fiel, porque anoche me acabaste en las tetas, sin arrepentimientos ─declaro, él da un paso hacia mí, golpeando con su puño mi auto. Mostrándome su rostro exacerbado y enfurecido. ─Tú me sedujiste, eso es lo que haces, te metes en la cabeza de los hombres…para controlarnos. ─Ay, Harry, pobre de los hombres, que quieren follarme…tan indefensos ─Me burlo, haciendo ademán, de abrir la puerta. Él me sujeta del brazo con fuerza. ─¿Cariño? ─Inquiere, de repente, la voz de Jennifer. La migraña se instala en mi cabeza. Harry me suelta, como si tocarme, ardiera. Se da la vuelta, alejándose de mí. Conecto mis ojos, con los verdes de ella, que me observan con odio─. Megan, espero no estés acosando a mi esposo, deberías superarlo y respetar a tu General Mayor. Si no quieres que le diga a tus superiores, para que te extraditen de una vez por todas ─amenaza, la muy desgraciada. Ruedo mis ojos. ─Tú deberías de respetarme, soy tu superior ¿recuerdas? Hazme el puto saludo, teniente ─exijo, cruzándome de brazos. Ella observa a su esposo, con asombro. ─No lo haré… ─Bueno, ya que estás visitando mi división, quizá quieras que hable con mis superiores sobre tu desacato ─insinúo, disfrutando mi rango. ─Yo, no…Harry, dí algo… ─murmura, rehusándose. ─Jennifer, maldición, haz el puto saludo y vámonos ─espeta con enojo, de repente, Harry. Ella gruñe, haciéndolo, asiento, con una sonrisa. ─No te costaba, teniente, descanse ─digo, ella baja la mano. Dándose la vuelta, para entrar al enorme edificio de la división. ─Esto no se queda así, Megan ─manifiesta, Harry, siguiéndola. Dejo salir el aire de mis pulmones, adentrándome en el auto. Aprieto el volante, con mis manos. Revisando mi celular, ante un mensaje. Desconocido: Cinco años estuve en tu búsqueda, todas muy parecidas a ti, pero no con esa belleza malvagia que tienes…serás mía, Cobra. O debería de llamarte: Divinità, Megan Miller. Aprieto el celular en mi mano, levantando la mirada, al sentir mi corazón latir. Lo dejo a un lado, mirando mí alrededor al sentir que me observan, invadiéndome el pánico de alguna manera, cuando recuerdo los cuerpos desmembrados…―no puedo decir que estoy en peligro, que dio con mi contacto, eso me arruinaría la carrera―. Pido el rastreo desde el sistema de inteligencia de SAMC que está en todos los dispositivos de los soldados. Este, me arroja una dirección nula de nuevo, suelto un resoplido ante este juego perverso al que he entrado. Maldigo en mi interior, el día en que conocí a Diaval Gambino.
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