Luego de dejar a Damián en el colegio, lo pienso mil veces antes de ir al restaurante. Debo ir a recoger mis cosas. Si es que no yacen en la acera. Pero antes, voy por un móvil. El mío lo perdí el día de la boda. Y, me siento un poco mejor cuando puedo recuperar mi antiguo número. Al llegar al restaurarte uso las llaves que pienso dejar antes de irme. Dentro, ya hay algunos de los camareros que están llegando y escucho un estruendo en la cocina. ― ¡No los tengo! Logan. ―Y, ¡tampoco sé dónde carajos están los nuevos menús! Hago una mueca. Amanda sale rápidamente de la cocina casi llorando y cuando me ve parece que sé le ha aparecido una deidad, porque corre hasta mí. ―Al fin llegas. Susurra. ― ¿Qué sucede? ―Que nos estamos cayendo a pedazos. La miro con incredulidad. ― ¿Qué