Entraron al departamento. –Disculpa el desastre…–añadió él. –Ahora no, Kale– exclamó James al pequeño perro quien deseaba atención. –Puedes ponerte cómoda…–aseguró él y entró al baño con dificultad. Ella se sentó en el sofá. Frente a ella había una mesa de madera minimalista con la s*********n de: “Animal-Pet”, una revista de animales, ella soltó una risita, era como descubrir su diario. Era un departamento pequeño y modesto. Era el hogar de alguien que no pasaba mucho tiempo en casa. Era acogedor. Una bola de pelo la olfateó, era un tierno perrito, era tan lindo que pensó que, no iba con la personalidad ruda de James. Lo acarició después de haber pasado su inspección. Entonces, escuchó ajetreo en el baño. –¿Estás bien? –cuestionó ella del otro lado de la puerta. –¿Podrías ayudarm