Para que nadie la molestara, el rey Cameron les dijo a los sirvientes y a las siervas especiales que la atendían que no la molestaran hasta el día siguiente, ella se sentía cansada y lo único que deseaba era dormir. Nada más alejado de la realidad, porque en cuanto la dejaron completamente sola, Morgana fue a toda prisa a su “caja fuerte” que era un hueco que estaba oculto detrás de un cuadro de su habitación, ahí ella guardaba cinco vestidos que había ido adquiriendo poco a poco, la peluca de color castaño, algunas prendas que le pertenecieron a su madre, el perfume especial para ocultar su aroma natural y dos corsés. Con la mayor rapidez que pudo, Morgana comenzó a vestirse y en unos treinta minutos ya estaba lista. Se había convertido una vez más en la cortesana sin nombre que podía div