Como era de esperarse, cuando vieron a esa jovencita con un antifaz pretendiendo participar con todos esos hombres lobos adultos, lo que hicieron fue echarse a reír, pero Aslan que estaba ahí al lado de ella se tornó serio al oír las burlas que recibía Morgana por querer participar. —Si son tan alfas, déjenla participar ¿Qué hay de malo? —pregunta Aslan con sus brazos cruzados. —¿Qué hay de malo? ¿No la vez? Es una... mujer —dice uno de los alfas que estaba ahí, y luego dirige su atención a Morgana diciéndole: —¿Por qué mejor no te vas a tu casa a ayudar a tu esposo en las tareas del hogar? —No estoy casada todavía —responde Morgana, al mismo tiempo que Aslan se coloca al lado de ella. —Ella es mi prometida —responde Aslan y al instante todos los miraron de pies a cabeza. —¿Cómo permi