Capítulo 2

1254 Words
Dimitri. Antes de entrar a mi oficina, miro de reojo a mi secretaria, mi corazón se apretuja, por verle el rostro a mi Alexia. ¿Qué haré con ella? Hablar con ella es una total pérdida de tiempo y dinero por seguir teniéndola aquí. Al inicio su eficiencia me dejo maravillado, fue la perfección hecha persona. Pero desde hace unos meses para acá. Todo cambio. Los primeros errores fueron equivocaciones en cosas pequeñas, casi desapercibidas y debo decir que desde que la empecé a mirar diferente, siempre mi humor desaparecía con ella. Su rostro, sus ojos. Aquella mujer despertaba sentimientos en él que no quería sentir. Debía hacer algo y pronto. Si no le saltaría encima. Había algo en ella que le decía que debía protegerla, pues había algo en la mirada de su secretaria que hiciera querer tomarla en sus brazos, cobijarla y cuidarla. Y era por esos sentimientos, justamente por lo que la quería lejos. Pues temía que un día de esos no podría controlarse y la tomaría, llevándosela lejos solo para él. Por eso estaba siendo cruel, la quería lejos, pero no precisamente por el mal trabajo, porque últimamente sí que estaba haciendo mal las cosas, pero más lo hacía por lo que me había hecho sentir. Tomo asiento detrás de mi escritorio aun con la imagen de ella en mi mente, tomo los documentos que tengo en mi escritorio, tratando de concentrarme en otra cosa que no sea ella. Aún espero los informes sobre los daños que sufrió uno de mis hoteles en la ciudad de nevada, la investigación da a conocer que fue una fuga de gas la cual casi provoca una desgracia, ya que personal de la cocina resultó un poco intoxicada, pero que afortunadamente la gerencia se dio cuenta a tiempo para evacuar a todo el mundo de allí. Si no, todo hubiera valido una mierda. Yo soy dueño de la más grande cadena de hoteles, casinos y resort a nivel mundial, pero la sede principal está ubicada acá en nueva York. Vive desde los 15 años en este país, de descendencia rusa, nacido y criado en su país natal. Desde muy joven estuvo anclado a América por su madre y hermanos, que es una historia un poco rara y larga. Unos golpes en su puerta lo sacan de sus pensamientos más profundos y dice con voz grave un adelante que retumba en su oficina. La puerta se abre y es su alexia con los papeles en sus manos. —Señor Ivankov, son los papeles que ha estado esperando— dice a la vez que me pasa los documentos. Tomó los documentos en mis manos, sin siquiera mirarla. —Puede retirarse. Le respondo lo más seco posible. Su alivio se nota en su rostro y en un suspiro delicado que exhala y sale de aquí a toda prisa. Ya dan la una de la tarde y mi cuerpo exige comida y ya deben todos estar en el comedor, bueno casi todos porque ella aún estaba sentada en su escritorio. Dimitri solo observa a la joven comer, si a eso podemos llamar comida, ahora entendía el porqué de su delgadez. Aquella joven era un total enigma o un buen rompecabezas para él. Su corazón se apachurró por lo que vio, solo una bolsa con un sándwich, tenía la esperanza de que tuviera algo en su interior o que por lo menos tuviera un jugo como acompañamiento, pero no fue así, ya que vio solo un vaso de agua. así que decidió dejarla comer en paz, a pesar de que estaba estrictamente prohibido comer en el área de trabajo. Por eso la empresa les había habilitado un comedor y cafetería para los empleados. así que decidí irme, sin ser visto y sin hacer ruido. Él sabía cómo hacerlo, año de ejercicios y de tácticas le habían enseñado como hacerlo, él había pertenecido a una organización internacional en donde los mejores policías y militares a nivel mundial eran solicitados, varias veces salvo al mundo. Pero había dejado aquel oficio, para dedicarse al negocio familiar, no siempre había sido un hombre de negocio, pero pocas personas sabían su pasado, a pesar de que había ciertos rumores, únicamente eran eso, rumores. Al bajar, su gente de seguridad lo esperaba. Cabe decir que él no iba a ningún lado sin ellos. Y tampoco lo hacía su familia, nadie que él considerara importante saldría sin guardaespaldas. Todos los ceros en sus cuentas los había convertido en interés de algunos y un problema para otros. Y toda esa seguridad fue tomada después de que su hermana Shura había sido secuestrada, de aquello habían pasado casi 3 años. Esa fue la última vez que juntó a todo su equipo y fue por ella, su familia sabe que perteneció a una organización de seguridad, pero jamás han imaginado que él es un hombre que podría acabar contigo con solo un chasquido. Sabía cómo defenderse, claro estaba, pero no era estúpido y sabía que, si un grupo lo emboscaba por más ágil que fuera no lograría escapar, ya que no tendría su equipo de táctica encima de él. Sus guardaespaldas revisaron el perímetro y luego él salió, monto en su coche y como diariamente solía hacer, se dirigió aún exclusivo restaurante a almorzar. Dimitri decidió no volver por unas horas en la oficina, solo apareció hasta casi la hora de salida. —¿Quién le hizo eso? — le pregunto mirando a mi secretaria con dejo de pena y rabia. Su secretaria tenía un pequeño corte en el labio, aunque casi no se notaba, pues el maquillaje la ayudaba, pero cuando has pasado horas viéndola de lejos, sabes que su piel no tiene imperfecciones y mirando detalladamente su rostro un color morado asomaba entre tanta base. Alexia me miro confundida por mis palabras, me acerco a ella y tomo su barbilla. Ella al ver la reacción dio un brinco y pestañeo con rapidez, Asustada porque él pudiera descubrir. —Yo… yo… me he caído, en casa. —y te has lastimado de esa manera - pregunté dudoso. —Sí, señor. Al llegar a casa tuve un pequeño accidente. — me está mintiendo. Mi madre estuvo de cumpleaños y tomé una copa de vino y. yyy… caí, si caí. Cambio mi actitud porque sé que me está mintiendo. Ella dudó en su relato y su gesto de pánico, pero decido alejarme de ella. —Espero no se le ocurra venir ebria al trabajo. —Nunca haría eso— dice firme, y hasta ofendida. Puede ser que, por esa copa de más, usted no está muy concentrada, podrá ser por la resaca. Sabe qué señorita no voy a tolerar más ineficiencia de su parte. ME ESCUCHO. Y con aquella reprimenda doy por terminada esa conversación. Después de una hora el día de trabajo ya había acabado. Veo que todos salen y alexia lo hace sola, con su cabeza a gachas. Decido salir a los minutos, cuando ya está montado en su vehículo a lo lejos se percata de una figura, quien camina por las calles con un bulto rosa entre sus brazos. Narrador omnisciente. Mientras el señor Ivankov reposaba plácidamente en su lujoso pent house, digno de la realeza. La chica que le robaba suspiros, estaba asustada y muy adolorida en el piso de la sala de la casa, en donde dormía con sus hermanitos porque ella jamás ha vivido en ese lugar, jamás ha sido un hogar. Con sus pequeños encerrados en la habitación quienes temblaban de miedo. Continuará…
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