—¿Anna? —Escuché que decían cerca de mí, yo seguía quieta escuchando lo ruidoso que estaban mi mente y corazón. “¿Ese era mi Chad? ¿Por qué a mí?" Chad esa misma noche me había dicho que me amaba, ¿cómo me hacía eso? Es más, ¡¿desde cuándo?! ¡No lo podía creer! —¡Amor! —La rubia se separó de la boca de Chad y miró detrás de mí. No había necesidad de que mirara hacia atrás, ya sabía quién era la persona que le estaba reclamando a la rubia Anna. —Anna, ¿¡qué mierda significa esto!? —preguntó Alec a los gritos. —¿Qué cosa, amor? —preguntó con tono inocente la rubia—. No he hecho nada. —¡¿Nada?! Estás como una puta encima de este imbécil, eres mi novia, no la de él. "Era yo", pensé. A todo esto, Chad y yo nos estábamos mirando fijamente, y me dolió aún más ver que él no parecía a