— Isa…— separé sus labios de los míos, pasando mi lengua por ellos, me besaba con mucha fuerza e impaciencia. —Déjame saborear tus besos, esos labios... Mas despacio.
Sus manos tocaron la tela de mi ropa.
— ¿Por qué aun estas vestido? Desnúdate.
— Es que no quiero bajarte de mi.— admití, estaba así, allí con ella, desnuda entre mis manos y no quería alejarme ni para desnudarme.
— Solo será un segundo, te prometo que te lo compensaré.— Intentó bajar sus pies, pero mis manos seguían sosteniendo sus suaves muslos. — Alex…
— ¡Bien!— me costó despegarla de mi. Cuando estuvo sobre sus pies, las manos de Isa se fueron a mi pantalón, pensé que lo iba a desabrochar, pero no fue así. Introdujo su mano dentro de él y se acercó para besarme, pasó la tela del calzoncillo y aquellos dedos fríos tocaron mi pene. Mordió mis labios; de ellos salió un corto suspiro y tuve que cerrar los ojos y el aire que entraba por mi nariz soltarlo por la boca de forma gradual. Me encontraba muy sensible, muy excitado y su mano cooperaba para mi tortura. Retiró su mano y yo abrí los ojos, ella ahora desabrochó mi pantalón y sacó mi m*****o, sentía el caliente de sus ojos mirarme, sus labios estaban entreabiertos y su mirada expresaba mucho asombro. Lo volví a entrar a mi pantalón y me di la vuelta, pegando mi frente a la pared del pasillo junto con mis manos.
— Alex,—. Sus manos subieron dentro de mi camiseta. — déjame verte. Desnudo. Yo ya lo estoy, no sientas vergüenza. Nos hemos visto antes, muchas veces. — pero había pasado mucho tiempo. La mirada de Isa era muy intensa, ¿y si no podía satisfacerla? Hace mucho que no lo hacía, desde la ultima vez con ella. Demasiados meses. Creo que sí estaba nervioso. — Te ayudaré.— deslizó la tela de mi camiseta por mi espalda y yo levanté los brazos, agachándome un poco y ella la sacó.— Ahora el pantalón, date la vuelta.
— Me siento un poco tímido. — aunque era mas que obvio, a pesar del deseo que sentía hacia ella, la mirada de Isa me hacía estremecer.
— ¿Hay algo en ti que yo no haya visto antes? — me di la vuelta. Sus manos acariciaban mi pecho ya desnudo. — Si es así, solo tienes que mostrármelo. De lo contrario, creo que lo único que me falta por hacer es contar todos tus lunares. — tomó mi mano, sacándome del pasillo, llevándome al salon, me empujó por el pecho, logrando que yo me sentara, pero luego vio que yo aun tenia el pantalón puesto y tiró de mi mano, yo me puse de pie. — Quítatelo. — no había nada mas sensual para mi que Isa dándome órdenes, quizás también su tono enojado (aunque no conmigo, así no era agradable) y cuando soltaba palabras groseras y fruncía el ceño a su vez. Era como un “ Tómame y desnúdame”. Solo que ella no lo sabia. Deslicé el pantalón por mis pies, tomando apoyo en el sofá, solo quedaba el calzoncillo. —También. — volvió a indicar. Tomé aire, viendo que yo tardaba, Isa lo retiró. ¡Ahora si! Volvió a empujarme hacia el sofá, sin perder tiempo se colocó sobre mi, colocando sus pierna a ambos lados. Sus dedos, ahora mas calientes, volvieron a tocar mi pene, retiró su mano, lamiendo la palma de ella para humedecerla, lo siguiente que hizo con ella me hizo soltar un “¡Oooh!” Muy largo. Tenía aquella mano sobre la cabeza de mi pene y ésta resbalaba entre ella. Sus labios se acercaban a los míos, sin besarme, solo tocándolos. Creo que Isa tenia el control y yo no tenia las más mínimas ganas de quejarme. Volvió a retirar su mano, apoyándola sobre mis hombros, ahora levantó sus caderas, tomó nuevamente mi pene en sus manos, esta vez para colocarlo en su entrada. — Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que estuve con alguien, de hecho, desde la ultima vez que estuve contigo.— era emocionante, los dos no lo habíamos vuelto hacer desde nuestra última vez juntos, mas eso solo ponía mucho mas peso sobre mi. Tomé sus caderas y ella empezó a introducirlo. Despacio, sentí la primera presión mientras ella iba bajando sus caderas con cuidado y me iba bañando su humedad, su suave humedad. Ver la expresión de Isa era un deleite, mordía sus labios con mucha insistencia, los volvía a soltar y al final apoyó su cabeza sobre mi hombro, sentí cuando llegué un poco más adentro, ella lo iba controlando, me sacaba de ella y al introducirme me empujaba un poco mas. Sus uñas se clavaron a mi espalda y yo sujeté mas sus caderas, comenzó a soltar sus gemidos contra mi hombro, mordiéndome allí. Sus caderas seguían empujando, sentí su vientre pegado al mío y entonces Isa se detuvo. — No te muevas, ni un poco. — me indicó al oido. Abandoné sus caderas y comencé acariciar su costado, dando besos por sus hombros, sus brazos y su cuello, tomé su rostro oculto en mis manos y sus ojos estaban mojados.
— ¿Te duele?
— Solo un poco, ya voy acostumbrándome.— dijo, casi sin aliento. También había pasado mucho tiempo para ella y mi pene era mucho para la estrechez de Isa. La elevé por el costado, saliendo de su interior, la coloqué sobre el sofá y luego la volví a tomar en brazos al ponerme de pie, iríamos a su habitación. — Estoy bien, de verdad, Alex. — deposité su cuerpo sobre la cama, apartando las sabanas. — Solo tenías que darme un minuto.
— Si te duele, no será tan placentero como tiene que ser. — me coloqué sobre ella, poniendo una almohada debajo de su cabeza. — Vamos a comenzar otra vez.
———
“Vamos a comenzar otra vez”. Fueron las últimas palabras de Alex durante los siguientes veinte o treinta minutos. No podría decirlo específicamente.
Se deslizó hacia abajo, repartiendo besos por donde pasara, lo ultimo en besar fue mi vientre para luego detenerse, separó mis pierna con cuidado, las dobló, besando mis muslos y haciéndome gemir como una loca, de vez en cuando recordaba que hacía mucho ruido y cubría mi cara, pero me era imposible mantenerme callada, sobre todo ahora, ahora que Alexander estaba haciendo cosas con su lengua sobre mi v****a. Sus dedos también estaban allí, pero no dentro mío, su pulgar acariciaba mi clítoris cuando su lengua se retiraba, llegué a un punto en el que mis piernas no paraban de temblar, por mas que yo intentara controlarlas. No cedían. Alex se retiró dejándome muy liviana, tomó la otra almohada que estaba en la cama y también quitó la que estaba detrás de mi cabeza.
— Almohadas…— solté un suspiro, mi cuerpo aun recordaba la ultima vez que Alex tomó una almohada de la cama. Creo que lo tímido se había esfumado hace mucho rato. Ahora estábamos entregados al placer. Hizo girar mi cuerpo y colocó las almohadas donde yo estaba antes. Las señaló con una sonrisa y yo coloqué mi vientre sobre ellas, cruzando mis brazos y recostando mi cabeza sobre ellos. Lo mejor era ponerme cómoda. No tenia idea si sus ocurrencias serian las mismas. Debido a la mas altura en la que quedaban mis caderas, casi no podía ver a Alex. Sentí su lengua pasarme por una de mis nalgas, su mano estaba sobre la otra, su respiración golpeó mi v****a. Y lo siguiente fue su lengua hecha un terremoto. Apreté las sábanas y mordí mi dedo índice, si lo dejaba salir creo que sería escuchada desde fuera, un dedo se colocó en mi interior, tomándome por sorpresa, su mano libre apretó mis nalgas y su lengua seguía allí, retiró su dedo y ahora creo que entraba dos, si, debían de ser dos. — Alex…— no, no, no… me iba a correr en su boca, sus dedos me penetraban y su lengua me iba… me iba…—¡Aaaaah! ¡Mmm Oaaahh! No pue… no puedo más ¡Alex!— mi cuerpo giró sin que el pudiera apartarse, solo fue un segundo que estuve lejos de las almohadas, las manos de Alex no tardaron en llevarme de regreso allí. Miré hacia atrás, pudiendo ahora observar a Alex de rodillas detrás de mi trasero, lo sujetó con ambas manos. Me iba a penetrar de aquel modo, yo no sabia si sería capaz de aguantarlo en esa posición en la que todo de mi quedaba expuesta, mas la idea no dejaba de atraerme, me apoyé en mis manos, tomando un poco de altura, luego pasé el peso de mi cuerpo hacia mis codos. Alex se lo estaba pensado y yo ya me había preparado. Mi interior se contraía con la sola idea, ahora el no podía echarse para atrás, debía de animarlo. — Alex, te necesito ya, dentro, muy dentro.
— No quiero hacerte daño.
— ¡Me harás daño solo si me deja esperando!— creo que me había desesperado un poco. — Vamos, no me harás daño, te lo diré si duele. — y aquí estábamos, la delicadeza con la que Alex se introducía dentro de mi, sus dedos habían mejorado el camino y aunque seguía sintiendo mucha presión, realmente era mucho más placentero. Sus movimientos eran calmados, pero intensos, sentía como se contenía, rechazando la intensidad del deseo y utilizando todo su autocontrol, pero ¿Quién quería control en este momento? Era hora de desborde, no sabía cuando nos volveríamos a ver o a estar bajo esa hermosa situación. Alex solo necesitaba un solo… solo un pequeño empujón que desatara el deseo que estaba a punto de desbordarse. Me apoyé en mis manos para tener un mejor ángulo, elevé un poco mis caderas, ocasionando que Alex dejara de moverse, hice un giro medio y ahora el me sostuvo, retiró las almohadas, uniéndose mas a mi, lo que significaba estar mas adentro, cesé mis movimientos puesto que los de Alex eran muchos mejores y allí estaba, lo tenia todo dentro, profundo y cada vez más hondo, más , más y más. Mi boca no emitía sonido alguno, no podía, Alex me dejaba sin aliento, sin fuerzas, era grande, era…—Oh, uy. Mas despacio. — rogué, al ver que mis manos eran las que temblaban. Alcancé una almohada y dejé perder mi grito mientras todo mi interior se sacudía, apresando a Alex allí. ¿Qué número de orgasmo era este? ¿Tenía que ir contándolos? No me creía capaz, mi mente divagaba cada vez que sucedía. Lo aparté de mi, casi huyendo de esa cosa, que mientras mas tenía, mas yo quería. Cerré mis ojos permitiéndome descansar, lo miré frente a mi, con aquello tan recto como no se qué, cualquier comparación sería inservible.
Alex buscó las sábanas y me cubrió, poniendo nuevamente una almohada debajo de mi cabeza.
— Descansa. — se acostó a mi lado y mis ojos se cerraron.
¡No! ¡Que floja! Me había quedado dormida, el tiempo corría, no podía perder ni un solo segundo. Abrí los ojos un poco alterada, Alex no estaba en la cama, busqué mi móvil para llamarlo, no había su ropa en la habitación, corrí hacia la sala y no estaba allí, entonces escuché el agua del baño, creo que estaba tomando una ducha.
¡Maldición!
Me había dormido toda una hora.
Tiempo perdido, pudiendo hacer muchas cosas con Alex todo ese tiempo.